Imagen de archivo del puerto de Palma.

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El consejo de administración de la Autoritat Portuària de Balears (APB) ha retomado el proyecto que dejó aparcado el pasado 5 de junio: el de la ampliación del puerto de Palma. Lo hace con el aval de la dos partes representadas, la autonómica (que es mayoritaria) y la estatal. El consejo que preside Manuel Sanz –nombrado formalmente por el Gobierno estatal aunque éste se limita a ratificar la propuesta del Govern– ha aprobado este miércoles encargar el estudio decisivo para que arranque el proyecto. Formalmente, lo que se hace es abrir el proceso de solicitud de estudios.

Hay una diferencia con el que se planteó en un primer momento: ya no incluye zona de ocio en la parte nuclear de la propuesta, el llamado «espacio integrador puerto ciudad» del Moll Vell y en esas seis hectáreas ya no está previstas tiendas, bares, restaurantes o un beach club.
Esta posibilidad, que nunca había sido confirmada oficialmente por el Govern ni por el Ajuntament, si se negoció entre representantes de la corporación palmesana y el sector de los puertos. El acuerdo de ayer se tomó por unanimidad.

Los cambios no se limitan únicamente al Moll Vell, sino también al Dique del Oeste, aunque los detalles se irán definiendo. No se habilitará más espacio para yates ni tampoco para cruceros.
En la reunión de junio, los representantes de la Delegación del Gobierno y los diferentes ministerios con competencias advirtieron de que en caso de que se mantuviera el proyecto inicial, se paralizaría el proyecto ya en la fase de análisis de impacto ambiental.

Aquella reunión de junio coincidió con la estrategia del Govern balear para tomar medidas en contra de la congestión y masificación turística. Fue cuando se anunció la mesa de sostenibilidad y el el PP, en todas las instituciones donde gobierna apostó por tomar medidas.
También fue en aquella reunión cuando Autoritat Portuaria aceptó abrir una periodo de consultas o proceso participativo. Delegación del Gobierno consideró que eso era lo razonable y también se aportaron propuestas.

El proyecto inicial, en lo referido a la ampliación del Dique del Oeste, contemplaba un dique exterior para el atraque de petroleros. «Entendemos que en principio se reconsiderada pero es una de las cuestiones sobre las que habrá que seguir vigilantes», indicaron a este diario después de la reunión.
Lo que sí queda descartado es la oferta de ocio comercial pero no la que tiene que ver con la cultura. Habrá un museo náutico, uns escuela de vela y una de formación profesional para la náutica. La propuesta que se mantiene, y que ya está en marcha, es la del edificio para el Servicio de Información Costero de le las Islas Balears (SOCIB).

Tanto fuentes de la Autoritat Portuària, como del Govern y de la representación estatal señalan que la el proyecto tiene menos carga sobre el medio ambiente y que, además, va en línea con la idea de revisar la presión turística y tomar medidas. Desde el Govern se precisa que va en línea con la propuesta presentada a la mesa de sostenibilidad.

La Conselleria de Mar ha defendido desde el principio de la propuesta de ampliación. El Ajuntament de Palma, gran impulsor en apariencia de la zona de ocio, siempre ha defendido que la reforma del puerto tendría el efecto de abrir la ciudad al mar, una suerte de recuperación de la Riba.