Varias de las integrantes del grupo de Sa Milana, en uno de sus viajes. | Sa Milana

TW
1

Son unas cuarenta y, aunque resulta difícil juntarlas a todas, han conseguido tejer una estructura que les permite organizar, como mínimo una vez al año, un viaje para disfrutar de la convivencia y de los que las ha unido: el deporte. Más en concreto, las carreras de montaña, uno de los símbolos de su club, Sa Milana. Se mueven en una franja de edad que comprende entre los 26 y los 56 años, con profesiones y vidas muy variopintas y un origen diverso: a las mallorquinas se suman otras de la Península y de diferentes países como Argentina, Venezuela, Alemania o Ecuador.

«Cada una tiene su vida, pero el deporte nos une y nos ha ayudado a descubrir otra faceta: la del soporte anímico y moral, emociones que nos han unido más», asegura Helena Moyà, una de las pioneras dentro de este grupo. «Yo corría sola, con mi perro. Hasta que un amigo mío me dijo que no debía ir sola y me sumé al club, pensando que era mucho mejores que yo. Un día, me apunté a la carrera del Castell d'Alaró y conocí a las chicas de Sa Milana; me invitaron a entrenar, a salir juntas, y de ahí pasamos a ir por carreras en Mallorca», añade.

Un grupo de las deportistas de Sa Milana, en el Castell d'Alaró.

El respeto y el compañerismo son la base de la relación creada entre todas ellas, dando un paso al frente a la hora de organizar viajes para cambiar de aires, de escenarios y conocer nuevas pruebas, aunque sea en Menorca o Ibiza. «Había algunas que salían fuera y decidimos probar, primero con el club y más adelante por libre al País Vasco, Andorra...», prosigue, apuntando que, además de correr, practican juntas otras modalidades como ciclismo o pádel surf, con desplazamientos a Ibiza, por la facilidad de viajar en coche con el material.

Desde ese punto, se creó una estructura de trabajo en la que se repartieron las funciones y áreas de responsabilidad. Una se encarga de mirar los billetes de avión o barco; otra de los hoteles, otra de los coches y luego se votan las diferentes propuestas de viajes y logística. Luego allí, otro equipo gestiona las compras en supermercados y otros aspectos como recoger los dorsales. «Nos ponemos con un año de antelación, porque muchas veces no es fácil, como ir a la carrera de Chamonix», explica Helena, que señala el WhatsApp como herramienta clave en este proceso.

Varias participantes en la Irati Trail.

«Vamos a lo barato: supermercado, apartamentos, nada de hoteles o restaurantes. Vamos a correr, a la aventura», resume la filosofía de las chicas de Sa Milana, que programan una media de dos o tres salidas fuera de Mallorca por año y temporada, siendo fijo el viaje a Chamonix, la 'Meca' de los amantes del trail y las carreras de montaña.

Y no todas viajan para competir. Si alguna no puede o no se ha preparado, ayuda en los avituallamientos o animando a sus compañeras. «Ninguna viaja sola», asegura Helena con rotundidad, apelando a ese espíritu colectivo que les ha llevado a recorrer Pirineos, Alpes, País Vasco, Gredos, Andalucía... siempre dentro de esa idea de convivencia entre mujeres que se preparan y agendan a conciencia esas citas deportivas.

«Empezamos el chat otra chica y yo hace cinco años y mira... aunque no ha sido posible coincidir todas. A veces somos 12, 8, 6... por tema familiar, profesional, no es fácil. Pero si no, cada semana nos vemos para entrenar».. Y tienen una ilusión, un objetivo: Canarias y Madeira. Pero por encima de todo la ilusión de vivir juntas esas experiencias. Bajo una logística casi profesional.