El grupo del equipo del CrossFit Mallorca, en el box ubicado en Santa Ponça. | F.F.

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«Nuestro lema es 'sin presión'. Vamos a competir, pero también queremos conocer las ciudades y disfrutar de su gastronomía o cultura», refiere María Arcas, quien a sus 62 años es un ejemplo a seguir entre los practicantes de la revolucionaria modalidad del fitness que causa sensación. El Hyrox, que nació en Alemania en 2017 y combina 8 kilómetros de running con 8 ejercicios funcionales intercalados de manera continua; a cada kilómetro de carrera le sigue un ejercicio como son el empuje de trineo, reo o burpees en movimiento. Todo, para poner a prueba la fuerza, velocidad y capacidad de recuperación y resistencia de los atletas.

Pero en el CrossFit Mallorca de Son Bugadellas (Calvià), se lo toman, además de muy en serio a la hora de competir, como una motivación para conocer otras ciudades. Madrid, Valencia, Bilbao, Málaga o Barcelona serán los destinos del circuito nacional, aunque para María y Silke Martin hay un reto a medio plazo. «Queremos ir al Campeonato del Mundo en Chicago, en 2025», aseguran con rotundidad.

Por norma, son un grupo de entre 20 y 30 personas de diferentes nacionalidades (España, Alemania, Gran Bretaña, Suecia, Estados Unidos, Italia...). Y perfectamente organizadoS. «Hacemos un calendario, tenemos un grupo de WhatsApp y subgrupos para dividirnos las tareas», explica María, cuyo espíritu joven y constancia le permitirán competir en breve formando pareja con su hijo. «Cada uno organiza hoteles, restaurantes, alguna visita.... lo que es sagrado es ir a cenar después de la competición. Insisto, nuestro lema es 'sin presión', así de claro», espeta Arcas ante la mirada de Silke, su gran compañera y amiga.

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Eso sí, como cada caso es diferente por razones profesionales o laborales, «cada uno se organiza sus vuelos y billetes, porque salen o viajan cuando pueden por su trabajo o por tener hijos y demás». El buen rollo y el compañerismo son dos premisas claves para este grupo, «todos nos adaptamos al ritmo de los demás e incluso hay gente que no viene a competir, pero viaja y nos anima o nos ayuda con la logística y durante la prueba», explica María, a lo que añade Silke que el sentimiento «es el de un equipo, en el que compiten unos, pero al final todos les animan».

Además de competir en España, salen a otros destinos de Europa, «como Viena, por ejemplo. Hacemos deporte, participamos en las competiciones porque nos entrenamos duro, pero también aprovechamos para hacer algo de turismo», refiere Silke Martin, al frente junto a su pareja del CrossFit Mallorca, un espacio que funciona desde hace trece años.

Al no ser profesionales al 100% hace que afrontar estos desplazamientos suponga «un esfuerzo económico extra. Hay que cubrir la inscripción, los billetes de avión, el hotel, los gastos una vez allí...», calculando una media de unos 500 euros por desplazamiento. Tienen, eso sí, al ser un box oficial de Hyrox, un descuento especial para afrontar unos viajes de entre dos y tres días de duración, en función de si son a España o al extranjero.

De esta manera, el Hyrox se ha convertido en el 'pegamento' para este grupo tan global de deportistas que encuentra en esta modalidad un acicate, una motivación extra para viajar y conocer otros países y destinos.