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Una tabla de arcilla fechada por los expertos alrededor del año 1.200 a. C. y encontrada en la antigua Mesopotamia nos habla de una mujer que elaboraba perfumes en palacio. La pieza dice mucho más. Ella se llamaba Tapputi y fabricaba las esencias con flores, cálamo, ciprés, mirra y aceite; era una maestra en el uso de los primeros alambiques para destilar líquidos, y fue pionera en los ensayos químicos. Hablamos de la primera perfumista de la historia. Desde aquellos tiempos, el ser humano no ha dejado de crear olores.

Miguel Ángel Benito junto a sus hijos Enrique y Verónica.

«El perfume lo podrán copiar, no creo que sea difícil, pero no lo que hay detrás. Mil máquinas jamás harán una flor»

Hagamos un salto en el tiempo hasta las Islas Baleares, cuando Mallorca no tenía industria, ni turismo, ni yates. La conexión con la península no era como ahora. Comienzos del siglo XX. El niño Bernat Vallori observa como las abuelas de su pueblo hacen un mejunje con un poco de alcohol y romero, con un poco de lavanda, plantas que surgen salvajes por muchos parajes de la isla. Esos perfumes caseros son santo y seña en la Mallorca del matriarcado donde la modernidad todavía no asoma.

Bernat tuvo suerte y marchó a estudiar la carrera de Químicas a Barcelona. Después de cada curso, volvía a la isla. Eran los años en los que empieza el turismo, cuando algunos famosos de Hollywood y artistas europeos encuentran el descanso y la desconexión junto al Mediterráneo. «Bernat se acuerda entonces de lo que hacían sus abuelas y con sus conocimientos químicos comienza a elaborar un perfume basado en los aromas de las almendras, un árbol muy típico de Mallorca. De hecho, en el primer cartel de fomento del turismo de Islas Baleares aparece el concepto honeymoon in Mallorca, una playa y, en primer plano, un almendro en flor», comenta Enrique Benito, actual responsable de Tot Herba, la empresa mallorquina que elabora todavía aquel perfume de almendra de Bernat y un amplio catálogo de productos de cosmética natural.

Almendro, un árbol muy respetado

En Mallorca siempre ha habido dos árboles respetados: el olivo en la zona de la Tramontana y el almendro en El Pla, en la zona llana. Aquel perfume único creado artesanalmente por Bernat Vallori se llamó (y se llama) Flor d’Ametler. Como ayer, en el interior de cada frasco hay una flor de almendro, con sus pétalos suspendidos como un auténtico tesoro. Los descendientes de Vallori no siguieron con el negocio y fue entonces cuando se hizo cargo Miguel Ángel Benito (padre de Enrique), que había montado la empresa Tot Herba en 1976, cuando la cosmética natural todavía era cosa de mentes demasiado abiertas.

«Todos son ingredientes de kilómetro cero y procedentes de agricultura ecológica certificada»

«Bernat no era mi abuelo de sangre, pero así lo considero, como de la familia. Cuando mi padre adquiere la empresa que fabrica el perfume Flor d’Ametler, le transmite todo su conocimiento y de hecho todos los días se pasa por la empresa hasta los noventa y muchos años», comenta Enrique, un experto en proximidad que ha habido trasladar al presente un legado inimaginable. Bernat murió antes de la pandemia con 97 años, «y estuvo prácticamente activo hasta sus últimos días».

Desde Bernat a la familia Benito, todos coinciden en que «mil máquinas jamás harán una flor» y bajo esta premisa mantienen hoy en día un proceso artesanal para toda su producción. Tot Herba dispone de unos 1.500 almendros en 12 hectáreas. «El perfume lo podrán copiar –explica Enrique–, no creo que sea difícil, pero no lo que hay detrás». Se refiere a ese momento que comienza en el mes de febrero, cuando la flor de los almendros explota. «Entonces paramos la fábrica y nos vamos todos, familia y amigos, a hacer la recogida en un sencillo ritual, casi festivo, que recuerda a la vendimia pero con un frío que pela». Toda cosecha acaba con una buena torrada, una barbacoa a la mallorquina, o un buen arroz brut, más caldoso y adecuado para la época.

Un flor en cada frasco

El almendro necesita doce días de frío para comenzar la floración. Es cuando comienza la poda de las ramas en flor, el corte favorece el crecimiento lateral de los almendros. Las ramas se ponen en cestos, se llevan a unas mesas de selección y ahí se quita, una por una, cada flor. «En la parte de abajo, la flor tiene el peciolo, una especie de cáscara que hay que quitar porque tienen un olor ácido y no nos interesa para el perfume. Las flores quedan seleccionadas por calibres y limpias. En las siguientes horas, las flores se introducen en garrafas de maceración con alcohol y otros ingredientes secretos –Enrique se ríe– para que no cristalicen y se rompan».

Tot Herba utiliza la agricultura regenerativa y ecológica en sus cultivos de almendro

Esas flores pasarán entre 3 y 5 años en esas garrafas para la extracción de la esencia. «Cuando el color del alcohol comienza a tener tonos pardos, ya se puede empezar a elaborar el perfume». En cada frasco, estilizado y transparente, se colocará con mimo una flor que se dejará flotar como emblema de la empresa, como hacía Bernat.

«Para nosotros –recalca Miguel Ángel Benito–, la flor es símbolo de paz y amor, pero sobre todo es un pequeño trocito de la isla que te puedes llevar a tu casa y que evocará esos buenos momentos que pasaste en Mallorca. Tiene aromas a miel, a jazmín, que son las notas que se aprecian a primera vista»· En su tienda de Mallorca o en internet, el cliente que adquiere Flor d’Ametler es en su mayoría extranjero, «los alemanes son el comprador número uno y los franceses lo valoran mucho», añade. Además de la versión clàssic, y para captar a usuarios más jóvenes, han elaborado una versión fresc con toques cítricos y otra fragancia desig que es una mezcla de esencias.

Pioneros en la isla en utilizar las energías renovables para la producción de sus productos, Tot Herba –con sede en Pont d’Inca– utiliza la agricultura regenerativa y ecológica en sus cultivos de almendro, «incluso aprovechamos el agua de la lluvia, que recogemos en cisternas, para reducir el consumo. Además de artesanos, hemos decidido ser escrupulosos en el cuidado del medioambiente», sostiene el padre.

Cosmética natural, todo empezó en un garaje

En cuanto a los cosméticos naturales, esta empresa familiar se ha especializado en una oferta que cubre desde las brumas y leches corporales, los geles y champús o los desodorantes, a los tónicos, acondicionadores, aceites o cremas. «Y todo comenzó en un garaje a mediados de los setenta. Era de mi abuela y es ahí donde comencé a fabricar productos naturales. El primero fue una crema para broncear con zanahoria y ahora la cosmética natural supone un 90 % del negocio y siempre con el criterio artesano», comenta Miguel Ángel, que tuvo dos maestros, el propio Bernat Vallori para los aceites esenciales y Antonio Gamundí, un farmacéutico experto en botánica que hacía productos de fitoterapia, «una persona que cuando murió mi padre, siendo yo muy joven, me enseñó todo y me dio un empujón al negocio».

Hoy, el laboratorio de producción tiene máquinas homogeneizadoras, mezcladoras en frío y otras emulsionadoras a baja temperatura para no estropear los principios activos, envasadoras, cerradoras y selladoras, etiquetadoras... En su web ofrecen una alternativa sostenible al uso de tanto plástico: garrafas de 5 litros de muchos para recargar envases de champús, geles, acondicionadores y leches corporales. Además, parte de su negocio depende también de sus dispensadores para establecimientos hoteleros y otros alojamientos turísticos. «Todos son ingredientes de kilómetro cero y procedentes de agricultura ecológica certificada», explica Enrique Benito.

Su padre Miguel Ángel ya está jubilado pero como Bernat, tiene intención de seguir atento hasta que el cuerpo aguante. «Soy como un consejero senior». Entre visitas a la fábrica de Tot Herba y su labor como tesorero de la ong Esment, dedicada a mejorar la vida de personas con discapacidad intelectual y sus familias, desde hace décadas, este pionero del perfume natural y artesano reconoce como una de las piezas claves para las pequeñas y medianas empresas –Tot Herba tiene nueve trabajadores– la labor de los proveedores financieros. «Las pymes necesitamos confianza y transparencia. Cuando se me ocurría alguna idea, siempre acudía directamente al banco y la verdad es que nunca me fallaron. Sin confianza, no hay negocio, y la confianza se establece con valores». Texto y vídeo: Prodigioso Volcán

Expertos en proximidad

Ser transparente y cercano son algunos de los valores más importantes de las personas. Valores que comparten todos los expertos que forman parte de esta serie de historias y que, de igual manera, forman parte del ADN de empresas como Banco Sabadell, que entiende así su manera de relacionarse con las personas. La proximidad y la cercanía son las grandes cualidades que ponen en práctica cada día. Y lo que les hace únicos. Descubre a las personas que están detrás de esta manera de entender el mundo.