Gori Lladó en su finca familiar con una de sus colmenas. | R.P.F.

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Técnico agrícola, apicultor y docente, Gori Lladó es una auténtico experto en el campo agrario y en la jardinería. Hijo de payeses, imparte los cursos de iniciación a la agricultura de la Associació de la Producció Agrària Ecológica de Mallorca (Apaema) en su finca de Campos. A través de esta entidad ofrece además a los ayuntamientos asesoramiento para hacer una gestión más permeable y eficiente de las rotondas y zonas urbanas que favorezca la presencia de polinizadores.

Mientras el resto de fincas y explotaciones en su zona han sufrido importantes inundaciones este otoño, Son Gravot, nada contra corriente. «No labro pasando el arado sino que trabajo la tierra mediante la siega, gestiono la vegetación y planto semillas de especies que favorecen la presencia de polinizadores», explica. Durante las últimas lluvias fuertes del mes de noviembre cayeron en su finca 101 litros por metro cuadrado, todas las explotaciones con forraje que la rodean han sufrido pérdidas, él sin embargo no.

«Llevo años practicando la misma fórmula, aunque es verdad que cada vez se ve más su eficacia debido al cambio climático. Sabemos que todas las zonas de vegetación espontánea sin labranza filtran mucho mejor que las labradas, aunque a simple vista lo labrado pueda parecer más permeable», dice el experto.

Explica que «la vegetación espontánea echa raíces profundas en el terreno e incluso cuando muere esa vegetación, las antiguas raíces dejan huecos que drenan muy bien». Por eso recomienda hacer siembras que fomenten la presencia de polinizadores (que incrementan la productividad de los cultivos) y a la vez que la labranza sea casi nula, incorporando plantas de semilla que se adapten a nuestra zona climática».

Su pequeña finca familiar produjo durante años forraje para vacas. En el año 89 su padre inició un cambio de modelo plantando los primeros olivos. Gori Lladó tiene varias colmenas en su propiedad, además de un apiario experimental. «Estamos estudiando distintos modelos de colmenas y tengo cuatro monitorizadas, eso quiere decir que están perfectamente controladas con unos dispositivos electrónicos que miden el peso, la temperatura y la humedad interior y exterior. A partir de esos datos realizamos gráficos que nos permiten ver cómo entra el néctar, cuando aumentan o disminuyen las colonias de abejas y con qué floración», dice.

Aficionado a la botánica también prueba plantas que pueden ser «interesantes a nivel polínico» para que aporten polen a las abejas. «Lo hacemos porque sabemos que en Mallorca tenemos una parada estival muy dura con una deficiencia de producción de polen para abejas y otros polinizadores», relata.

«Desde Apaema hace muchos años que intentamos asesorar a los ayuntamientos para que en rotondas y jardines incorporen flora ornamental que sea para polinizadores, vale la pena que tengan esa doble función, además es conveniente sembrar plantas que requieran bajo consumo de agua porque cada vez somos más deficitarios en lluvias», dice. Pocos ayuntamientos han seguido sus recomendaciones hasta ahora. «Son procesos largos, algunos están cambiando algunas zonas verdes simplemente por el consumo de agua. La clave está en el uso de plantas autóctonas, que hoy en día ya se pueden comprar en los viveros de Baleares cuando antes no las había», reflexiona.

Según Lladó los primeros en demandar el cambio de la vegetación foránea ornamental hacia una vegetación de especies de las Islas fueron los residentes extranjeros. «Es curioso porque para ellos era vegetación exótica y en líneas generales el resto de ciudadanos de la Isla han tardado mucho tiempo en ver sus ventajas», concluye.

¿Qué especies propias de las Islas favorecen a los polinizadores, requieren poca agua y mejoran la respuesta del suelo en episodios de fuertes lluvias? El abanico es variado, desde las murteras hasta las estepas. Las lavandas, el romero e incluso las amapolas son fantásticas para las polinizadoras. Pero para que puedan crecer de forma silvestre hace falta concienciar sobre los efectos del abuso de los herbicidas.

«Hay una obsesión por tirar herbicidas en las cunetas, la gente las quiere tener limpias de hierbas y olvida que son fundamentales para los polinizadores y para que el terreno absorba bien el agua en caso de fuertes lluvias», dice el apicultor. Invita a abandonar su uso para que salga la floración silvestre y a hacer un mantenimiento controlado de esta vegetación natural. Así es como escapa su finca a las inundaciones.