Los resultados del estudio liderado por la doctora Carme Rosselló revelaron niveles elevados de calcio, potasio y magnesio en la miel de algarrobo que es la mayoritaria en otoño. La idea era que el Govern utilizara los datos de ese estudio para pedir al Ministerio de Agricultura que introduzca una excepcionalidad a los indicadores máximos de conductividad eléctrica permitidos para la miel en España, algo que ya se hace a nivel nacional a petición de algunas denominaciones de origen para otras mieles monovarietales como la de madroño. El problema es que el requerimiento del Govern llegó al Gobierno central cuando ya había vencido el plazo para alegar contra la directiva europea que también limita la conductividad en este tipo de alimentos.
«Durante la tramitación de la directiva europea no se presentaron alegaciones porque no fue hasta octubre o noviembre del año pasado cuando tuvimos los resultados definitivos de la investigación y ya se había cerrado el plazo», lamenta Joan Llabrés, director de Calidad Agroalimentaria y Producto Local del Govern.
«A partir de aquí hemos enviado varios escritos al Ministerio para que haga una excepción y autorice la comercialización en territorio español de la miel de algarrobo que supere los límites máximos de conductividad que fija Europa. Estamos presionando para que se haga el cambio, pero de momento no lo hemos conseguido y sabemos que no será fácil», reflexiona. Consciente de que su primer escrito llegó tarde, Llabrés afirma que «el Govern no pudo enviarlo antes antes porque la petición tenía que tener una buena base científica».
En Baleares el Govern hace la ‘vista gorda’ cuando en los controles aleatorios sanitarios detecta alta conductividad en la miel de algarrobo. Fuera de las Islas los apicultores de Baleares se expondrían a sanciones si comercializan su miel. «En los controles que hacemos tenemos este estudio en consideración y a cualquier miel de fuera, o de aquí, que no sea de algarrobo o de otoño, si nos da estos parámetros se le abre expediente sancionador, pero en el caso de la miel de algarrobo no lo hacemos», relata el director general de calidad agroalimentarias. Según Llabrés aunque la alta conductividad eléctrica se da en todas las mieles de algarrobo «no todas superan los límites».
Mientras, los apicultores siguen peleando para que se regule su excepcionalidad. «La caracterización de las mieles de algarrobo que hizo Carmen Rosselló de la UIB descubrió que se trata de un producto fantástico muy rico en potasio. Siempre nos han dicho que comamos plátanos porque tienen mucho potasio y aquí tenemos nuestra miel de otoño con todas esas propiedades pendiente de que el Ministerio haga un cambio para que pueda ser legal», lamenta el apicultor Gori Lladó.
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