Carlos Ordinas Noguera, en una imagen tomada en Águilas.

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Carlos Ordinas Noguera, presidente –ex presidente, ya- del Círculo de Escritores de Baleares, ya no está en Mallorca, sino que vive, de momento al menos, en Águilas (Murcia), en casa del pintor Manolo Coronado. «Y vivo ahí provisionalmente. Él quiere que ocupe la casa de su hija, que está dentro de los terrenos de la suya, situada en la montaña, cerca del mar, pero tiene un problema con las placas solares, pues la luz depende ellas, problema que tiene que solucionarse si uno quiere vivir en ella, pero si por una parte no quiero que Manolo, por mi, haga un gasto, reparándolas, que bastante hace con abrirme su casa, yo tampoco me encuentro en condiciones económicas de afrontarlo. Así que, vamos a ver qué pasa. Desde luego, una vez que me instale, seguiré buscando, ya que me gusta el lugar, pues tiene playa y montaña. Además está cerca de Lorca, Murcia, Cartagena… Y como tengo coche, no es problema desplazarme hasta ellas».

¿Has encontrado algún Club de Billar, al que inscribirte como jugador?
— De momento, no. Deja que me asiente, y a partir de ahí lo buscaré, y si lo hay, incluso en una localidad cercana a Águilas, me apuntaré. Como sabes, el billar es algo que me apasiona, aparte de que me distrae bastante y también socializa mucho, lo cual para un forastero viene muy bien, ya que te permite conocer gente y a mi me gusta estar rodeado de ella. De todos modos, con Manolo voy conociendo gente. Lo digo porque al día siguiente de llegar fui con él a Lorca, donde la fundación que creó en el palacete Huerto Ruano tiene una exposición de obra de otros pintores y suya. Y ahí conocí a algunas personas.

¿Pensaste alguna vez que ibas a ser emigrante tras tu jubilación?
— Pues mira, sí. Lo pensé a medida que se acercaba esta, y todo fue al plantearme si en Mallorca, con una paga de jubilado, no muy alta, se podía vivir alquilando una casa. Por fortuna, una persona amiga mía me alquiló una vivienda a un precio que estaba a mi alcance y me fui a vivir a ella.

¿Y…?
— Pues que conocí a una mujer, me enamoré, dejé el piso alquilado, en el que vivía, para vivir con ella, pero con el tiempo la relación se truncó, y al haber dejado el piso, y como en las casas de mi hermana e hijos no había un lugar para mí, no cabía, vamos, me tuve que enfrentar a un nuevo alquiler… Y como vi que estos no están al alcance del sueldo de un jubilado, me tuve que replantear lo de emigrar… Y aquí estoy. Pensé en una localidad cerca de Granada, pero me hablaste de Águilas, y de Manolo, y opté por venirme aquí.

Carlos Ordinas y Manolo Coronado.

¿Conocías a Manolo?
— Le conocía porque es persona que en Palma hacía exposiciones, acudía a verlas, salía en los periódicos. Le conocía de eso, no personalmente, que es cómo le he conocido ahora, y … ¿Pues qué quieres que te diga de él, que sin apenas conocerme me abre las puertas de su casa? Aparte de lo que he visto, es persona muy querida en Águilas.

Volviendo a los alquileres… ¿Qué puede costar un alquiler en Águilas?
— Si en Palma te piden 500 euros por una habitación, gastos aparte, aquí, una casa de dos habitaciones puede costarte unos 450 al mes. Y en Granada algo más barato, pero lo que miré resulta que era en una zona un tanto difícil, por no decir conflictiva.

Una pregunta que viene al pelo con el paso que has dado: salir de Mallorca… Te identificas con lo que dice la canción del Emigrante… «Cuando salí de mi tierra/ volví la cara mirando/porque lo que más quería/atrás lo iba dejando… Adiós Mallorca querida/dentro de mi alma/ te llevo metida».
— Totalmente. Soy mallorquín, en Mallorca vive mi familia, mis hijos, mis amigos, mis recuerdos… ¡ ¿Cómo la voy a olvidar?! Pero si me he ido ha sido por los alquileres.

¿Le ves solución al problema del alquiler?
— Como al dueño del piso que lo alquila no le puedes obligar a que baje los precios de los alquileres, puesto que la demanda es grande, la única solución que veo es que el Govern construya viviendas sociales, habitables para personas con sueldo bajo y que no tiene ninguna ayuda en cuanto a vivienda, lo cual, si se lleva a cabo, solucionará parte del problema, a la vez que puede que obligue a los propietarios de los pisos a bajar los precios. Pero eso no sé si lo ven los políticos, y si lo ven, tampoco sé si son capaces de llevarlo a cabo.

Una vez que te hayas estabilizado, sea en Águilas, que es tu objetivo, o en otra localidad, próxima o lejana a esta, o como último recurso en la llamada España vaciada… Porque nunca se sabe a dónde irá a parar uno, ¿piensas seguir escribiendo?
— Por supuesto, primero terminaré de corregir el que ya tengo escrito: El viejo, se titula. Y luego continuaré escribiendo sobre la historia del contrabando en Mallorca…

Pues si le preguntas a Manolo, igual te cuenta la relación que hubo entre los contrabandistas de la isla con uno que vivía en Águilas… Incluso te puede decir donde vivía y cómo operaba.
— ¿Sí…? ¡Jo!, pues se lo pregunto.

Sigamos con los libros y los escritores. ¿Seguirás en contacto con el Círculo de Escritores de Baleares?
— Seguiré siendo socio, por supuesto. Incluso, dentro de mis posibilidades, colaboraré con ellos. Y si me quedo aquí, o en otro lugar, me introduciré en su mundo cultural e intentaré crear algo parecido. Y es que si los escritores están unidos pueden conseguir cosas que beneficien al colectivo.

Una última pregunta. Dios, al crear el paraíso y al hombre, dijo que no es bueno que este esté solo, y creó a la mujer. ¿Estás de acuerdo?
— Por supuesto, es bueno que el hombre y la mujer no estén solos. Yo no pierdo la esperanza de compartir mi soledad a nada que resuelva dónde me quedo.