Mausoleo italiano de estética fascista en el cementerio de Palma. | Mique Angel Cañellas

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No es de fácil lectura y hay que acercarse porque es una inscripción desgastada por el paso del tiempo tallada en piedra y que, además, suele estar tapada por vehículos aparcados. No es de fácil lectura, pero lo que esa inscripción recoge es un recuerdo de «esta casa de la organización nacional sindicalista» a «la victoria del glorioso ejército sobre los rojos de Málaga la mártir».

Está inscrita en una columna de los soportales de la acera de la calle Palau Reial de Palma, junto a la puerta del Parlament. Ante ella pasan diputados y diputadas de Balears.

La «victoria de los rojos sobre Málaga la mártir» alude a otro episodio de la Guerra Civil española (1936-1939) vinculado además a otro monumento, éste sí muy visible, que también se construyó durante el franquismo: el monumento a «los Héroes del crucero Baleares». Ocupa el centro del parque de sa Feixina. Hace algunos años que la referencia a «los héroes» desapareció y, también, otros elementos franquistas. Fue en 2009, cuando Aina Calvo era alcaldesa. El crucero Balears fue uno de los barcos que bombardearon Málaga en la Guerra Civil. Francisco Franco, el dictador del que este año se cumplirán 50 de su muerte, estuvo en la inauguración.

Inscripción que alude a la "victoria sobre los rojos" junto al Parlament.
Inscripción que alude a la "victoria sobre los rojos" junto al Parlament.

La inscripción vecina del Parlament –pero ajena al edificio– y el monumento de sa Feixina son huellas claras de la época franquista. Para Jesús Jurado, ex secretario autonómico de Memòria Democràtica, que se mantengan ambos elementos resulta especialmente grave.

Tanto, añade, como que todavía sea visible el nombre de Luis Sitjar en una de las entradas del antiguo campo del Mallorca. «Lo veo cada día y me revuelvo», comenta. Sitjar fue un falangista muy vinculado a Porreres y a la represión sangrienta de 1936 y 1937, según investigaciones históricas.

Jurado se refiere a la continuidad de símbolos de esa época pero precisa que lo que le preocupa especialmente es «la pervivencia del franquismo sociológico y el resurgir del fascismo, de una manera inducida y alentada por Vox y su discurso en la redes que cala entre jóvenes que no lo conocieron».
Jurado afirma –y en eso coincide con otras personas consultadas para este reportaje– que «no tenemos un relato único del franquismo y eso hace muy difícil, incluso ahora que se cumplen 50 años de que Franco se muriera en la cama, promover algún museo de la memoria, asumiendo una historia común, y en la que, por ejemplo, se recogieran y expusieran elementos de esa época. «No hay que destruirlo todo, es historia, pero sí contextualizarlo», asegura.

Margalida Capellà Roig es profesora de la UIB y muy comprometida con la memoria histórica. Y también insiste en la necesidad de construir un relato que identifique a la mayoría. «Los más jóvenes no saben qué fue el franquismo», dice para destacar la importancia de la escuela.


La ley sigue vigente

No siempre se ha destruido. Un ejemplo es la fachada del edifico de Correos en Palma. Lo que cubre el letrero de su parte superior del edificio es un escudo franquista, con el águila, el yugo y las flechas.

Francisco Mellado, responsable de Comunicación de Comisiones Obreras (CCOO) en Balears ve cada día el escudo, también tallado en piedra, del balcón de la sede. Es un escudo de la organización nacional del sindicatos, del Sindicato Vertical del franquismo. La dictadura incautó los bienes y locales de los partidos de izquierda y con la democracia algunos se devolvieron. «Lo que pasa es que tenemos el uso pero no la propiedad», afirma para explicar por qué motivo sigue a la vista el emblema.

Monumento al 'Crucero Baleares' en sa Feixina.
Monumento al 'Crucero Baleares' en sa Feixina.

Una de las consecuencias de la no derogación de la ley autonómica de memoria democrática (propuesta de Vox que había aceptado el PP y que luego decidió no apoyar) es que sigue vigente la promoción de los espacios de memoria y la realización de censos sobre símbolos, leyendas y menciones a la Guerra Civil y el franquismo. Se hizo uno que ha quedado desfasado y el cambio de Govern frustró sus continuidad.

En el primero se incluían todavía las calles con nombres de personas vinculadas al bando vencedor de la Guerra Civil. El último cambio acordado por el Ajuntament de Palma fue en 2021. El consistorio acordó doce. Entre otros, el de la calle Joan March –dedicada al banquero que aportó dinero a la sublevación militar de 1936–, que pasó a denominarse Gran i General Consell. También cayeron las de Toledo, Alfambra y Brunete (batallas de la Guerra Civil) pero se suspendieron los cambios en otras tres (Cervera, Churruca y Gravina) después de una polémica pues aunque se dio ese nombre a tres fue en recuerdo de almirantes del siglo XIX. Todavía quedan en las Islas una cincuentena de calles vinculadas en mayor o medida a aquella época (Santanyí tiene una dedicada al ‘Crucero Baleares’) aunque ninguna ya con los nombres de los generales que acompañaron a Franco ni los de Jose Antonio Primo de Rivera o José Calvo Sotelo. En Manacor, Joan March sigue teniendo calle.

Una de las placas con el yugo y las flechas que indentifican las viviendas del franquismo.
Una de las placas con el yugo y las flechas que identifican las viviendas del franquismo.

Las ‘cruces de los caídos’ –construidas junto a Iglesias y que citaban según la retórica de la época los nombres de «caídos por Dios y por España»– han ido desapareciendo. En marzo de 2024, el ayuntamiento de Artá demolió la cruz junto a las muralla de Sant Salvador (años atrás se había eliminado la placa en la que sólo se recordaba a las víctimas del bando franquista) pero perviven, por ejemplo, dos mausoleos en el cementerio de Palma. Uno dedicado a los ‘caídos del Ejército del Aire» y otro a «los marinos y aviadores italianos». Es una columna de estética fascista y un águila. El Gobierno italiano sufraga el mantenimiento.

En un número de casas indeterminado (hay algunos censos incompletos) figuran placas con el yugo y las flechas. Es el rastro de la viviendas sociales que se aprobaron según la ley de vivienda de 1954. Retirarlas o no es una decisión privada.