En un comunicado, la organización ha considerado que este decreto ley, que deberá llevarse al Parlament en las próximas semanas y que cuenta con el apoyo de los diputados de MÉS per Mallorca, evitará que las gallinas sean víctimas del «gran sufrimiento» que les supone ser criadas de forma industrial y en condiciones de hacinamiento.
La gerente de incidencia legislativa de Igualdad Animal, Anna Mulá, también ha valorado de forma positiva que el Ejecutivo autonómico haya tenido en cuenta las implicaciones negativas que este tipo de proyectos tiene en el medio ambiente, la bioseguridad, la sanidad y el bienestar animal.
Este tipo de medidas, ha añadido, son «indispensables» para impulsar el proceso de reconversión hacia un sistema de cría libre de jaulas en el que, a su juicio y en base a la normativa europea, está inmerso España.
Fue el pasado viernes cuando el Consell de Govern dio luz verde al citado decreto ley, que además de fijar un máximo de 160.000 gallinas en las explotaciones avícolas también establece un número de ejemplares en función de la distancia que haya entre las instalaciones y los núcleos urbanos.
Lo hizo poco después de archivar el procedimiento de autorización ambiental integrada relativo a la macrogranja de Sineu, en la que los promotores pretendían criar 750.000 gallinas y tratar los productos de otras 220.000 procedentes de otras granjas.
Baja el número de gallinas enjauladas
Según los datos facilitados por Igualdad Animal, en 2024 el porcentaje de gallinas empleadas por la industria para la producción de huevos en España se situó en el 67%, lo que supone una reducción por séptimo año consecutivo. En 2016, cuando la organización comenzó a contabilizarla, la tasa era del 93%.
Esto supone, siempre según la organización, que más de nueve millones de gallinas hayan dejado de estar enjauladas, principalmente por los compromisos adquiridos por los productores y los supermercados.
No obstante, España sigue siendo el país de la Unión Europea en el que más gallinas productoras de huevos se encuentran enjauladas, con 32 millones de ejemplares. Otros 16 millones lo hacen en sistemas alternativos, ya sea en suelo, campero o ecológico.
En las jaulas, según la entidad animalista, las gallinas carecen de bienestar y sufren tanto física como psicológicamente, al no poder desarrollar sus comportamientos naturales más básicos, como extender sus alas.
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