Imagen de varias aeronaves de Ryanair.

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El polémico episodio vivido en la tarde del pasado lunes en la terminal de salidas del aeropuerto de Son Sant Joan, cuando una pasajera de un vuelo operado por Ryanair que conectaba Palma con Barcelona denunció las malas maneras del personal de tierra de la aerolínea, además de la falta de empatía a la hora de facilitar su acceso y el de su equipaje, han provocado una respuesta por parte de la compañía aérea irlandesa.

Desde la compañia puntualizaron a Última Hora que la pasajera en cuestión «reservó una tarifa no prioritaria para este vuelo de Palma de Mallorca a Barcelona (27 de enero), que le permitía llevar una pequeña bolsa personal a bordo». A su vez, añaden en su nota que como la bolsa de esta pasajera «superaba el tamaño permitido, se le exigió correctamente que pagara una tasa estándar por equipaje en la puerta de embarque (50 euros), pero se negó a hacerlo», apostillan.

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Tras ello, aseguran desde la aerolínea que «posteriormente, esta pasajera molestó al personal de la puerta de embarque del aeropuerto de Palma de Mallorca, por lo que el agente de la puerta de embarque le denegó el embarque».

Esa es la razón, según la versión de Ryanair, por la que la mujer se quedó en tierra, con una crisis de ansiedad, teniendo que pagar otro billete con otra compañía para poder volar esa misma noche hasta Barcelona, donde el martes debía atender compromisos profesionales, asegurando que tenía testigos presenciales de los hechos (posteriormente fueron denunciados otros similares por otros clientes de la compañía en otras fechas) y que el resto del pasaje se solidarizó con la situación.