Baleares fue pionera en la protección de sus aguas. Actualmente tiene 12 reservas marinas con una superficie total de 67.420 hectáreas. Las primeras se crearon formalmente en el año 1999 adelantándose a la aprobación del protocolo estatal sobre las Zonas especialmente protegidas y la Diversidad biológica del Mediterráneo que se publicó en diciembre de ese mismo año en el Boletín Oficial del Estado.
La reserva de Ses Bledes-Vedrà-Vedranbell, reconocida en 2024, ha sido la última en incluirse en el conjunto. El Govern ha pedido además al Ministerio de Agricultura ampliar las reservas de Ses Bledes, Tagomago y Es Jueus de Ibiza a lo que se conoce como aguas exteriores lo que supondría aumentar su superficie en 112 hectáreas.
Esta figura de protección permite la vigilancia y control, por mar y tierra, de las actividades que se realizan en los ecosistemas acuáticos más sensibles de las Islas. Además facilita un seguimiento científico y pesquero de la evolución de sus especies y de las capturas comerciales.
Más de 25 años después de la creación de la primera zona de estas características en Baleares hoy casi nadie pone en duda lo que se conoce como el ‘efecto reserva’. La protección del mar no solo aumenta el número de individuos de las especies que lo habitan, sino que contribuye a que estos sean de mayor talla. Esa es una de las razones por las que, rompiendo los pronósticos iniciales, la mayoría de las reservas marinas de Baleares se han creado a petición del sector pesquero, o incluso de los agentes turísticos.
Imagen de archivo de una manifestación en defensa de la reserva marina de Llevant.
Toni Grau es el director general de Pesca del Govern. Explica que «en el año 84, a petición de los hoteleros de Playa de Palma, ya se creó el Paisaje Marino Protegido de la Bahía de Palma que en 1999 se convirtió en la Reserva marina de la Bahía de Palma».
Desde entonces hasta ahora, la realidad de las aguas de Baleares ha cambiado radicalmente. Cada año aumenta el número de inmersiones en las reservas marinas y también crece el número de expedientes sancionadores. En 2024 se autorizaron más de 74.000 inmersiones de buceo, una cifra que dista mucho de las 12.735 autorizadas hace ahora veinte años.
«El número de buceadores por reserva ha pasado de unas 10.000 inmersiones a casi 75.000. En el Toro y Malgrats el Govern limitó desde el principio el número de inmersiones para asegurar que aquello no fuera como el Borne, que lo vieras hasta arriba de gente. No puede haber más de 48 personas simultáneamente. Eso es así más por una cuestión de garantizar la calidad de la inmersión que para evitar daños», dice el director general. Ahora estudia aplicar este aforo en otras reservas de las Islas.
El buceo y la pesca son las principales actividades que se realizan dentro de las aguas protegidas y también las que acumulan un mayor número de sanciones. En total se tramitaron 49 denuncias en 2024, una cifra muy alejada de las que se manejaban cuando se crearon las reservas marinas de Baleares. En 2008 se registraron 112 multas. Entonces solo existían siete reservas marinas en las Islas, cinco menos de las que hay en la actualidad.
Baleares tiene a día de hoy doce reservas marinas: Bahía de Palma, Norte de Menorca, Els Freus de Ibiza y Formentera, Migjorn, Llevant, Dragonera, Punta de sa Creu, Costa nordeste de Ibiza-Tagomago, Illa de l’Aire, El Toro y las Malgrats, Es Vedrà Vedranell y ses Bledes.
La dirección general de Pesca es el órgano encargado de la regulación de las capturas y de la vigilancia en estos espacios marinos protegidos. Cuenta con una plantilla de casi 25 personas (entre agentes e inspectores de pesca y patrones de embarcaciones) encargados de velar por el cumplimiento de la normativa. Tiene a su servicio una flota de 14 naves que el Govern tiene previsto renovar utilizando los fondos del Impuesto de Turismo Sostenible. Las barcas, que previsiblemente se incorporarán antes de que acabe 2025 tendrán una mayor capacidad.
Una barca de la flota que vigila las reservas en una imagen de archivo en la Marina de Llevant.
«Las sanciones o infracciones más graves que se ponen en las reservas son básicamente por pescar en zona prohibida o bien con un aparejo prohibido, aunque si hablamos de cantidad, la mayoría de multas son por pescar con licencias caducadas», explica Toni Grau. Según el director general de Pesca «hay más infractores de pesca recreativa que de pesca profesional por una cuestión lógica: tenemos 12.000 barcas de recreo y 230 profesionales. Sin embargo, si atendemos a porcentajes, la proporción de sanciones es mayor entre los profesionales que entre los recreativos, entre otras cosas porque los profesionales salen a pescar cada día y los otros no».
Más de 20 años después de que se aprobara la primera reserva marina de Baleares, el conocimiento sobre lo que se puede y no puede hacer es bastante completo. «Entre los pescadores de recreo hay de todo, desde gente que se equivoca y comete la infracción, a gente que lo hace aposta. La verdad es que con el tiempo, quien está pescando dentro de la reserva, sabe bien lo que hace», opina Toni Grau.
La pesca está restringida y sujeta a autorización previa en las zonas en las que está permitida. La captura de determinadas especies está limitada a un solo ejemplar por día y pescador. Estas son la lubina, el merlo, el sargo breado, el bodión verde, el pez de San Pedro, el cabracho, los meros, la dorada, el dentón y el Corvallo.
Los pescadores profesionales de artes menores deben registrarse en el Censo de embarcaciones de Pesca del Govern para poder faenar en las reservas. Solo pueden hacerlo quienes pertenezcan a una cofradía en su ámbito territorial o quienes tengan su puerto base a menos de 24 millas. Es requisito imprescindible que acrediten también que han pescado habitualmente en la zona en los cinco años anteriores.
Los pescadores recreativos necesitan una autorización específica para realizar capturas, permiso que pueden tramitar de forma telemática a través de la web de reservas marinas de la Caib. También se requiere autorización específica para practicar la pesca submarina en las reservas donde esta modalidad está permitida.
Para bucear con escafandra autónoma se necesita igualmente una autorización especial. Un único permiso es válido en todas las reservas de una misma isla, salvo en las dos zonas especiales de las islas del Toro y Malgrats, en Mallorca que cuentan con una regulación diferente.
Visto el incremento que ha experimentado el buceo en los últimos años en Baleares, el Govern no descarta declarar nuevas zonas especiales en otras reservas. «Estamos hablando de hacer lo mismo en la Illa de l’Aire en Menorca y también en Dragonera», dice el director general.
Liberación en la reserva marina del Toro de 16 alitanes criados en cautividad.
Estudia también limitar la velocidad máxima de las embarcacionesen el paso de la Isla del Toro y en el de Malgrats a 10 nudos, para reducir el impacto del ruido sobre la fauna. «En las aguas exteriores de Dragonera y Cala Rajada el Ministerio ya había aprobado este límite, pero lo hacía por un tema de seguridad», recuerda Grau. El director general de Pesca explica por qué es necesaria esta medida: «Nosotros no lo hacemos por una cuestión de seguridad, sino por el ruido que hacen las barcas en lugares estrechos y de poco fondo que afecta a la fauna. Samdemos que hay peces que en época de reproducción hacen sonidos para atraerse entre ellos y con el sonido de las naves no se pueden oír bien, de manera que puede perjudicar a su procreación», señala el experto.
Aunque no se observan diferencias notables entre las especies que viven dentro y fuera de las reservas, sí que varía su número. «La principal diferencia se da en los peces de roca sedentarios, que se ven mucho en las reservas y fuera casi no hay. Al final puedes ver casi de todo, hay algunas especies de paso como las serviolas que las aprovechan para comer, pero entran y salen».
Hoy en día la mayor parte de los pescadores son firmes defensores de la creación de reservas marinas. El director general de Pesca es autor de un estudio (anterior a ocupar su cargo) que investigó la relación que existe entre el número de embarcaciones que conforman las cofradías de Baleares y las reservas. Grau concluye que «en Portocristo, Portocolom y Sóller, prácticamente se están extinguiendo, en cambio en Alcúdia o la Colònia de Sant Jordi el número de barcos ha aumentado notablemente, posiblemente porque el ‘efecto reserva’ ha aumentado la rentabilidad económica».
El Govern ha solicitado al Ministerio de Agricultura que amplíe a sus aguas exteriores las reservas de les Bledes, Tagomago y Es Jueus. El Ajuntament de Sóller ha pedido también al ministerio que permita que se cree una nueva en sus aguas.
Todas la playas tienen plásticos y basura. Las islas cada vez están más lejos de ser el paraíso que en su día fueron. La masificación, la contrucción, millones de vehículos, el asfalto, el cemento y la basura se han adueñado de nuestro territorio.
2 comentarios
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Limitar y proteger,por favor,YAAAA
Todas la playas tienen plásticos y basura. Las islas cada vez están más lejos de ser el paraíso que en su día fueron. La masificación, la contrucción, millones de vehículos, el asfalto, el cemento y la basura se han adueñado de nuestro territorio.