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El presidente del Gobierno, José María Aznar, y los líderes del PSOE e IU criticaron ayer al obispo de San Sebastián, José María Setién, por utilizar la expresión «presos políticos» para referirse a los reclusos de ETA.

Frente al rechazo de los dirigentes políticos y de las víctimas del terrorismo, la Iglesia no quiso pronunciarse sobre la polémica, aunque un portavoz del Obispado de Bilbao afirmó que «únicamente el Papa» tiene autoridad para llamar al orden a Setién.

En la misiva enviada en noviembre al preso de ETA Jon Gaztelumendi, publicada ayer por el diario «El Mundo» y escrita íntegramente en euskera, José María Setién afirma que «no hay ningún problema para ayudar a que se respeten los derechos de los presos políticos y, con esto, la verdadera paz de Euskal Herría».

En esta misma línea se expresaron el vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Alvarez Cascos, y el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, quienes subrayaron que «en España no hay presos políticos desde 1978».

El líder del PSOE, José Borrell, también intervino en la polémica suscitada por Setién, y recordó al obispo de San Sebastián que «quien asesina es un terrorista, un asesino, no un preso político».

Sin embargo, desde la coalición en el País Vasco se emplazó al ministro Mayor Oreja a explicar cómo es posible que una misiva enviada por el obispo de San Sebastián, José María Setién, a un recluso de ETA «ha sido filtrada a un medio de comunicación».

Familiares de víctimas del terrorismo criticaron a los obispos vascos por «la apatía y el desdén» que han demostrado hacia este colectivo.
El único que defendió el derecho de Setién a utilizar el «léxico» que quiera fue el portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, al tiempo que denunció la violación de la correspondencia privada y su publicación.