El presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, apeló
ayer al Tribunal Constitucional como intérprete de la Carta Magna
para justificar que las vías que plantea para incrementar el
autogobierno de Cataluña son posibles haciendo una aplicación más
autonomista.
Al llegar a Tokio, Pujol atribuyó al presidente del Gobierno
español, José María Aznar, intencionalidad política al negarse a
hacer una relectura de la Constitución. En su opinión, «la
relectura es muy constitucional y está dentro de la doctrina del
Tribunal Constitucional, el intérprete de la Constitución».
Así mismo añadió que, «además, puede ser muy positivo y negarse
en redondo significa que hay una voluntad política de que la
Constitución se siga aplicando de una forma reductora desde el
punto de vista autonómico». Jordi Pujol rechazó la reciente
afirmación del presidente del Gobierno, José María Aznar, de que el
nacionalismo es un movimiento caduco, y destacó su validez y
utilidad de cara al siglo XXI.
Poco después de llegar a Tokio en la que es su tercera visita
oficial en 14 años, Pujol describió el nacionalismo catalán como un
acto de afirmación positivo «con voluntad de convivencia, pacífico
y constructivo», en respuesta a los comentarios de Aznar en
Pamplona, el pasado jueves, en los que se mostraba partidario de
mantener inalterables la Constitución y los estatutos de España.
«Creo que el nacionalismo no solamente no es caduco, sino que está
en la línea del futuro», contestó Pujol, en respuesta a las
afirmaciones de Aznar, quien había tachado a estos movimientos de
ser «antiguos y no funcionar».
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