El presidente del Gobierno, José María Aznar, aseguró ayer que el
PP se centrará en explicar su propio proyecto político y no
comentará sobre las «ocurrencias» o «piruetas» de otros partidos,
de los que confió en que sean capaces de plantear «al menos una»
propuesta constructiva.
Aseguró que no se iba a «enredar hablando del pasado» o de
«asuntos que no son nuestros, que pueden ser de otro grupo o
persona», a la que no mencionó directamente.
Aznar destacó que, en el último Congreso Nacional del PP, el
partido optó por presentar un proyecto de futuro en vez de tener
«cualquier tipo de ocurrencia o hacer tres piruetas, que tienen
mucho eco y entretienen a muchos», pero que, en su opinión, son
estrategias que «cuando las cosas se tuercen, pasan factura».
Según el jefe del Ejecutivo, su «problema» es que le gustaría
«antes de que termine la legislatura, tener la oportunidad de
opinar y criticar alguna propuesta de la oposición» aunque sea «una
sola vez», dijo. El secretario general del PP, Javier Arenas,
atribuyó la decisión de José Borrell de dimitir como candidato del
PSOE a los problemas internos que padece este partido, y reprochó a
Joaquín Almunia que intente «desviar la atención» sobre este tema
con acusaciones contra Aznar y otros dirigentes populares.
Afirmó, a modo de síntesis de la trayectoria del candidato
socialista: «Al señor Borrell lo elige el PSOE y lo deja de apoyar
el PSOE y acepta su renuncia el PSOE» prácticamente sin reservas y
emplazó a los socialistas a «resolver sus problemas», ya que desde
hace tres años «se hallan en una permanente crisis».
Mientras, el coordinador general de IU, Julio Anguita, advirtió
hoy al Partido Socialista, que no piensen que «en la pasarela de la
'política-espectáculo' se soluciona todo con quitar un modelo y
poner otro». Anguita valoró el triunfo de Borrell en las primarias
como «un campanilleo» y, en su opinión, lo ocurrido ayer confirma
que su elección como candidato supuso «un espejismo muy inflado
mediáticamente».
Desde el PNV, Iñaki Anasagasti afirmó que el ex presidente del
Gobierno socialista, Felipe González, «ha hecho la vida imposible»
a Borrell hasta que éste «ha tirado la toalla».
CiU valoró la renuncia de Borrell como la «crónica de un fracaso
anunciado». Para la coalición de Pujol el problema del PSOE ahora
no es buscar «el rostro del candidato», sino encontrar un «proyecto
político».
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