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ETA insiste en que el proceso que se inició en septiembre, con la tregua, «no está dirigido» al Gobierno central. «No obstante, el Gobierno puede verse en la tesitura de tener que decir algo al respecto, seguramente por presiones de otros estados. Pero, en principio, el Gobierno español sigue con la misma dinámica de antes». Además, dice que el problema no reside en si la banda armada nombra o no interlocutores, sino en «ver qué proceso quiere abrir» el Ejecutivo «para solucionar el conflicto».

A su juicio, «hoy por hoy» el proceso de construcción nacional vasco «está en marcha, por consiguiente, si el Gobierno español quiere hablar con ETA, respetando ese proceso, es evidente que ETA también tiene voluntad de hablar con él, para eliminar obstáculos y facilitar el camino a ese proceso». «Si eso se diera hoy mismo, mejor», afirma. En esta línea, la banda armada recuerda que remitió al Ejecutivo de Aznar un «testimonio oficial» de su postura sobre el conflicto vasco y su posible resolución, aunque, por «discreción», rechaza especificar más sobre este asunto. «Los procesos de este tipo precisan de un nivel de discreción. No falsos secretismos, pero sí discreción», añade.

En cuanto a la detenciones de etarras en Francia y España, dicen que «a pesar de los golpes, valoramos que el proceso va bien encaminado». No obstante, afirman que «la organización está formada por personas y hay situaciones muy duras, muy dolorosas que se viven con rabia», pero indica que lo ven como «intentos provocadores para reventar el proceso». A su juicio, «Madrid mantiene su estrategia de guerra», pero señala que la banda armada no responde a estos «ataques militares», por considerarlos que éstos no van contra ETA, sino contra «el proceso» de construcción nacional.