El presidente ruso, Boris Yeltsin, cuya salud levantó nuevos
rumores el pasado martes tras la anulación de un encuentro con el
presidente de Gobierno español, José María Aznar, se encontraba
ayer por la mañana en su despacho del Kremlin trabajando, según su
servicio de prensa. Aznar restó ayer importancia a la suspensión de
la reunión afirmando que forma parte de «las emociones de venir a
Rusia».
El presidente ruso, Boris Yeltsin, permanecía desde el pasado
sábado en una residencia de campo en las afueras de Moscú y se
trasladó a Moscú ayer por la mañana coincidiendo con el debate de
la Cámara Baja en el Parlamento sobre la investidura de Serguei
Stepashin, que finalmente ha sido confirmado en como nuevo primer
ministro. Poco después de la votación se entrevistó con el nuevo
primer ministro, que era el candidato propuesto por el presidente
ruso para sustituir al destituido Evgueni Primakov.
Los rumores sobre una posible enfermedad de Yeltsin volvieron a
surgir tras la confusión acerca de las verdaderas razones del
desencuentro entre los dos líderes políticos, incrementados tras
las explicaciones ofrecidas por las delegaciones rusa y española,
que son completamente contradictorias. Mientras, el ministro
portavoz del Gobierno español, Josep Piqué, afirmó que el
presidente ruso padecía una bronquitis que le había obligado a
guardar cama en una casa de campo situada a las afueras de Moscú,
el Kremlin desmintió que Yeltsin sufriera ninguna enfermedad y
señaló que, simplemente, la entrevista no estaba incluida en la
agenda del dirigente.
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