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El ministro de Industria, Josep Piqué, advirtió ayer al SEPLA de que el tiempo de diálogo se acaba y de no lograrse un acuerdo en la reunión que mantendrán hoy Iberia y los pilotos, el Gobierno tomaría medidas, ya decididas.

Según el portavoz del Gobierno, «es ya la sociedad la que demanda» una solución porque considera que «ya se lleva demasiado tiempo en negociaciones y generando inquietud en los ciudadanos», por lo que anunció que la intención del Ejecutivo es lograr un acuerdo «lo más global posible» que garantice «no sólo un verano tranquilo, como dicen los pilotos, sino también un otoño tranquilo, el año 2000 ó 2001 tranquilos». El ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado, pidió también a los implicados «una gran voluntad» para poner fin al caos que están viviendo los aeropuertos. El ministro afirmó que el Gobierno se ha marcado como objetivo que este verano se haya normalizado la situación de caos aéreo. No obstante, reconoció que «es difícil» que los vuelos vayan como relojes porque «no sólo dependen de España, sino de una coyuntura internacional».

Iberia y el SEPLA confían en llegar finalmente a un acuerdo en su nueva reunión de hoy. En cualquier caso, ambas partes apoyan la decisión del Gobierno de recurrir a los tribunales en caso de no llegar a un acuerdo.

El director general de Iberia, Angel Mullor, advirtió de que, si al final no hay otra opción, «habrá que ir a los tribunales» porque cuando un acuerdo no es interpretado de igual manera por las partes corresponde a la justicia decidir.

Atribuyó a los pilotos la responsabilidad del diez por ciento de los retrasos en los vuelos y calificó de excesivo obligar a bajar de un avión a un pasajero por criticar esas demoras, en referencia al caso ocurrido en Barcelona recientemente.

El SEPLA, por su parte, insistió en que deseaba llegar hoy a una solución con la dirección de la empresa y terminar con la situación actual, si bien recalcó que era necesario que se garantizara la no segregación de activos.