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El presidente del Gobierno, José María Aznar, constató ayer, en el balance que hizo sobre el desarrollo del debate del estado de la Nación, el fortalecimiento de la estabilidad parlamentaria, al tiempo que aseguró que «nunca» se había planteado otra cuestión que no fuera la de agotar la Legislatura y, en consecuencia, no adelantar las elecciones generales. Aznar, tras precisar que nadie le ha pedido que adelante las generales, hizo hincapié en que en el debate ha quedado puesta de manifiesto la reafirmación de la estabilidad política y parlamentaria y que ésta servirá para seguir aprovechando las «buenas condiciones» que en este momento tiene España para afrontar sus «objetivos, retos y posibilidades».

Entretanto, Anasagasti señaló que a partir de ahora el PNV no es «incondicional del PP» y que aunque no están «cerrados a que nos convenzan y a llegar a acuerdos», no son socios. «En todo caso, mediopensionistas», indicó. Anasagasti protagonista de la durísima alocución de su formación, señaló que el Gobierno «ya sabe que nos tiene que tomar como un grupo de oposición al que hay que convencer».

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, aseguró por su parte que el debate del Estado de la Nación tiene una importancia relativa, ya que «el verdadero debate tendrá lugar tras la celebración de las elecciones generales». Según Pujol, «todo lo que se diga ahora puede ser que se tenga que decir exactamente al revés en marzo o abril del año que viene». «Espero que entonces, CiU y en general Catalunya, esté en condiciones de decir que queremos levantar el techo de nuestra autonomía y que queremos una financiación diferente», añadió el presidente catalán.

El secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, por su parte, considera que el debate sobre el estado de la Nación ha servido a los ciudadanos para constatar la existencia de dos políticas diferentes que representan su partido y el PP.

El dirigente socialista insistió en algunos de los argumentos que expuso el martes en su debate con el presidente del Gobierno como la «cicatería» de éste en el reparto entre los españoles de la bonanza económica y en la disposición del PSOE a lograr consensos en determinadas áreas.