Según explicó en rueda de prensa el secretario de política
autonómica del PSOE, Ramón Jáuregui, la Comisión Ejecutiva Federal
del PSOE hará efectiva la dimisión de los dos dirigentes socialista
de Melilla «en el marco del proceso de conversaciones que
mantenemos con el resto de los partidos políticos para reconducir
la situación en la ciudad, en la perspectiva de que Gobernará un
partido democrático y en la oposición estará el GIL».
A la reunión, que duró algo más de tres horas en la sede
madrileña de Ferraz, asistieron, además de los ediles implicados y
el secretario de Política Autonómica, el de Política Municipal,
Alfonso Perales, y el de Organización, Cipriá Ciscar.
Jáuregui señaló que los socialistas melillenses explicaron que
su actuación fue destinada en todo momento a «evitar que el GIL
tuviera la presidencia de la ciudad autónoma, pero también para
evitar que se marginara al segundo partido en número de votos y que
se suscitara un problema de xenofobia en Melilla», a pesar de lo
cual, dijo, seguirá adelante el expediente disciplinario abierto a
ambos.
El secretario de Política Autonómica insistió en que los
socialistas de Melilla «estaban convencidos de que era la mejor
solución, pero no lo era», afirmó Jáuregui, quien negó
«radicalmente que hubiera ningún pacto con el GIL» y que los ediles
«tenían garantías del presidente electo Mustafa Aberchán de que el
GIL no entraría en el Gobierno».
Asimismo indicó que los miembros de la Comisión Ejecutiva
Federal se harán cargo de las negociaciones con los partidos
locales de Melilla y con el Partido Popular para hacer un gobierno
de concentración democrática «que deje claro que en Melilla
gobiernan sólo los partidos democráticos». Tras afirmar que Dobaño
y Mohamed son «honrados y actuaron por un problema de conciencia»,
Jáuregui indicó que el PSOE es un partido «serio» y que hoy mismo
continuarán las conversaciones con los partidos políticos de
Melilla para «recomponer la situación», aunque reconoció que
«todavía no se ha definido cómo».
«La prudencia política aconseja la formación de un Gobierno de
mayoría democrática, incluso, de concentración democrática, que
deje claro quien gobierna en Melilla. Otra, podría ser el
cuestionamiento de la presidencia, pero eso traería más problemas
que ventajas», reflexionó Ramón Jáuregui.
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