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Los precios de julio han hecho saltar por los aires las previsiones inflacionistas del Gobierno. La subida del 0'4 por ciento del IPC el pasado mes, no provocó un cambio en la tasa interanual en relación al mes anterior, con lo que quedó situada en el 2'2 por ciento, pero coloca los precios en lo que va de año en el 1'7 por ciento, tan sólo una décima menos que lo previsto por el Ejecutivo para cerrar el año, según datos de Estadística.

El aumento del 0'4% del IPC en julio estuvo influenciado por el comportamiento alcista de los servicios turísticos, los combustibles y la carne de cerdo y ovino. Así, turismo y hostelería, con una variación del 1'5% fue la rúbrica que más repercutió en el incremento de la inflación, seguido del transporte personal (gasolinas y gasoil), que aumentaron un 1'2%.

En cuanto a la inflación subyacente "la que no incluye ni productos energéticos ni alimentos no elaborados", la tasa subió en junio un 0'3 por ciento, con lo que el dato en lo que va de año queda en el 1'9 por ciento y la interanual en el 2'5 por ciento.

Para el Ejecutivo, «el resultado de julio responde a las previsiones anticipadas para este mes respecto a la coyuntura adversa en algunos componentes del IPC y al mantenimiento de los niveles significativamente elevados que registra la demanda, como consecuencia del intenso ritmo de crecimiento de la actividad económica y de la creación de empleo».

Lejos de pensar que estaba previsto el repunte de los precios en julio, el PSOE sentenció que «el Gobierno no cumplirá su previsión de inflación». Así lo afirmó el secretario de Economía, Juan Manuel Eguiagaray, quien añadió que «tal y como se preveía, el resultado del IPC es un mal resultado».

En su opinión, «seguimos separándonos en inflación del resto de nuestros socios europeos y perdiendo competitividad», algo que calificó como «un proceso en el que llevamos ya más de un año» y que auguró «pueda agravarse en los próximos meses».