La proximidad de los comicios del 17 de octubre otorgaron a la
Diada de este año, última del milenio, un carácter peculiar, que se
manifestó desde primeras horas de la mañana de ayer en las
comitivas que acudieron a realizar sus ofrendas al monumento a
Rafael de Casanova. Tanto el presidente de la Generalitat y
candidato de CiU a la reelección, Jordi Pujol, como el candidato
socialista, Pasqual Maragall, fueron el día de ayer centro de
atención en la recepción oficial celebrada en el Parlament de
Catalunya.
Las comitivas, en el día en que según Joan Clos, alcalde de
Barcelona, sería una «jornada para exponer los sentimientos de
Catalunya», fueron numerosas comparadas a otros años. En esta
ocasión, a los máximos dirigentes de los partidos políticos se
sumaron nuevos miembros de las listas para los próximos comicios
catalanes. Así ocurrió con los socialistas y populares, con
comitivas muy amplias y arropando a sus líderes, también previendo
que se les dirigirían gritos e insultos.
En este día festivo en Cataluña, Jordi Pujol y Pasqual Maragall
acapararon toda la atención. Junto a estos, otros candidatos como
Albert Fernández Díaz (PP), Josep Lluís Carod-Rovira (ERC), Rafel
Ribó (IC-V) y Antoni Lucchetti (IC-V), así como el ministro de
Industria y portavoz del Gobierno, Josep Piqué, quien este año ha
estado presente por primera vez en los actos de la fiesta nacional
de Catalunya.
El momento más esperado del día, el obligado saludo entre Pujol
y Maragall, se salvó con un Pujol que buscaba a Maragall entre una
nube de cámaras para acabar lo antes posible «con ello y manos a la
obra» y después poder saludar al resto de invitados. Este encuentro
fue puro trámite y no duró más de medio minuto. Pero el presidente
de la Generalitat no se libró este año de los gritos de «botifler»
(traidor españolista) cuando acudió a presentar la ofrenda a Rafael
de Casanova en representación de la Generalitat.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.