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Las arcas de ETA se han resentido desde que el 16 de septiembre de 1998 anunciase el alto el fuego indefinido. Por ello, ahora se ve obligada a renegociar con los empresarios las cantidades que antes les exigían en concepto de 'impuesto revolucionario' para, al menos, conseguir recaudar una parte, según informaron fuentes de la lucha antiterrorista. La recaudación del 'impuesto revolucionario' por parte de ETA ha menguado desde que comenzase la tregua, pero no así las cartas a los empresarios del País Vasco y Navarra en las que les exigen su pago.

La última noticia al respecto data de mediados del pasado mes de septiembre, cuando la banda terrorista endureció el lenguaje y las exigencias en sus misivas. Sin embargo, la postura de los empresarios ha sido la de atender cada vez menos las extorsiones de la banda y son muy pocos los que pagan. Éste es el motivo por el que las cartas tienen un tono mucho más duro desde mediados de septiembre. El talante, añadieron las fuentes de la lucha antiterrorista, era mucho más amenazante hacia la persona y su patrimonio.

Sin embargo, la mayor parte de los empresarios ha optado por no atender estas exigencias y por ello, según las fuentes consultadas, a la hora del cobro, se han dado casos en los que la banda ha optado por plantearle al empresario que pagara algo, aunque fuera mucho menos de lo exigido.