El Gobierno aseguró ayer que es «absolutamente falso» que los
interlocutores del Ejecutivo dieran ninguna garantía de que no iban
a ser detenidos a los representantes de ETA que asistieron al
primer encuentro.
El Ejecutivo respondía así a las declaraciones del presidente
del PNV, Xabier Arzalluz, quien aseguró que durante la reunión que
mantuvieron los representantes del Gobierno y de ETA estuvo
presente un testigo aceptado por ambas partes que prometió a los
participantes garantías de que no serían detenidos. El Gobierno
está dispuesto a mantener nuevas reuniones con ETA en los mismas
términos en los cuales se planteó la primera y única reunión
celebrada en Suiza en el mes de mayo, para discutir únicamente
sobre el abandono definitivo de las armas y la situación de los
presos.
Esta ha sido la respuesta enviada por el Gobierno a la última
carta de ETA , según informaron a EFE fuentes del Ejecutivo, cuyo
portavoz, Josep Piqué, confirmó también que el Gobierno quiere
«reabrir» el diálogo con la banda terrorista «lo antes posible» y
«en los términos ya conocidos tanto en la interlocución como en el
contenido de ese diálogo». Las mismas fuentes subrayaron que en la
nueva reunión con la organización terrorista se trataría de
discutir únicamente la conversión de la tregua provisional en
definitiva y estudiar en función de ello la situación de los presos
en la cárceles o en espera de juicio.
Josep Piqué precisó que el diálogo con ETA está «orientado»
hacia la tregua definitiva, podría ir acompasado de «una
reorientación» en la política penitenciaria y «en ningún caso debe
contener contrapartidas políticas».
Xabier Arzalluz afirmó ayer que «lo más feo» ocurrido en el
proceso de paz ha sido la detención de la etarra Belén González
Peñalba, una de las interlocutoras de la organización terrorista en
la reunión que mantuvo con el Ejecutivo de José María Aznar. El
presidente del PNV desveló que durante aquel encuentro estuvo
presente un testigo "previsiblemente el obispo de Zamora, monseñor
Uriarte" que prometió a los etarras que no serían perseguidos. «Y
eso se ha roto con la detención de Belén», señaló. A juicio de
Arzalluz, «el Gobierno de Madrid quiere sabotear el proceso». «Yo
entiendo que Aznar tenga miedo a entrar en esto, porque claro que
quiere la paz, pero la quiere gratis, que le caiga llovida del
cielo, y la paz hay que trabajarla», añadió.
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