El ministro de Trabajo, Manuel Pimentel, recuerda que la jornada máxima legal es de 40 horas semanales, pero en muchos sectores ya se trabaja 34 o 30 horas.

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Con el rechazo de los 161 diputados que suman los tres grupos del Gobierno "PP, CiU y CC" la iniciativa popular de reducir la jornada laboral a 35 horas semanales no pasará a debatirse en ningún otro trámite parlamentario. El resto de los grupos parlamentarios, que votaron a favor de la iniciativa, no consiguieron sacarla adelante con sus 145 escaños, incluidos los del PNV.

El líder de IU, Julio Anguita, acusó a los grupos que votaron en contra de tratar de «hurtar» el debate parlamentario de una propuesta ciudadana, por lo que criticó que los grupos parlamentarios que la rechazaron «no estén a la altura de las circunstancias de lo que ocurre en la sociedad, sino por detras del resto de Europa». Todos los miembros del Grupo Mixto, así como el PSOE y el PNV coincidieron en introducir matices en el fondo de esta iniciativa pero argumentaron su voto a favor de la admisión a trámite, principalmente, por el aval de las 700.000 firmas ciudadanas con el que llegó a la Cámara.

El portavoz de CiU en temas de empleo en el Congreso, Carles Campuzano, rechazó tajantemente, entre abucheos de los bancos socialistas, siquiera discutir la implatación por ley de la jornada laboral de 35 horas al considerar que la única forma de avanzar hacia la reducción del tiempo de trabajo es la negociación colectiva. Además, manifestó que de haber salido adelante, esta iniciativa «requeriría tantas modificaciones sustanciales que la situarían en el terreno de la fantasía».

Asimismo, el portavoz del Grupo Parlamentario Popular en temas de empleo, Gerardo Camps, insistió en que la mera reducción de la jornada laboral no tiene una traducción automática en creación de empleo. Así, mencionó el caso de Francia respecto al cual aseguró que 5 de cada 6 empresas que han adoptado las 35 horas «no sólo no crearon empleo sino que además concentraron el trabajo, recortando descanso y acumulando turnos, con lo que tampoco mejoraron la calidad de vida de sus trabajadores».