El secretario general del PSOE en funciones, Joaquín Almunia,
considera que los malos resultados cosechados por su partido el
domingo y que le han llevado a presentar su dimisión tienen su
origen en la incapacidad del PSOE para resolver la derrota sufrida
hace cuatro años con una renovación suficiente, y exculpa al
acuerdo con IU, del que no se arrepiente.
Tras la dimisión de Almunia y, automáticamente, de la ejecutiva,
será el comité federal quien, el próximo miércoles, elegirá un
órgano de dirección provisional hasta el congreso que se convocará
para los días 21, 22 y 23 de julio, y que será ordinario, lo que
supone que, además de nombrarse una nueva ejecutiva, debatirá el
proyecto político y los estatutos. Esa gestora propondrá también
los órganos de dirección de los grupos parlamentarios socialistas
en el Congreso y en el Senado, que se constituirán el día 4 de
abril.
En su última rueda de prensa como secretario general del PSOE,
Joaquín Almunia señaló que las causas de la derrota socialista
corresponden «en buena medida» al propio partido. En concreto,
considera que ha habido una incapacidad para resolver las
consecuencias de la derrota de 1996, que exigía cambios y que «es
patente» que los electores creen que los que se han producido «o no
han sido suficientemente profundos o no se han explicado
suficientemente».
A su juicio, cuando los electores no ven a su partido cambiar al
ritmo que ellos desearían es muy difícil que crean a ese partido
cuando les pide un cambio. Su conclusión, por tanto, es que tendría
que haber habido mayores cambios en el PSOE después de 1996.
También cree que, ya en segundo nivel, hay razones que no son
responsabilidad del PSOE, entre las que citó «el sesgo de una buena
parte de los medios de titularidad pública y de algunos privados»,
la falta de debates y la abstención, que en su opinión ha
«castigado» a los socialistas.
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