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El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) decidió ayer mantener el precio oficial del dinero en la eurozona en el 3'5%. El BCE también mantuvo en el 4'5% la facilidad marginal de crédito (por el que presta dinero a las entidades financieras), y en el 2'5% la facilidad de depósitos (por el que remunera los depósitos que capta entre las entidades financieras).

El presidente del BCE, Win Duisenberg, explicó tras la reunión del consejo de gobierno que la entidad celebró en Madrid "la primera vez que lo hace fuera de Fráncfort" que el BCE «seguirá vigilante» y actuará «oportunamente» sobre los tipos de interés si las presiones inflacionistas lo exigen.

Respecto al tipo de cambio del euro "0'955 dólares ayer", indicó que su evolución «deberá ser examinada cuidadosamente» como parte de la estrategia de la política monetaria y añadió que «no refleja la mejora significativa» registrada recientemente por la economía de la zona euro.

Duisenberg apoyó las propuestas de reducir el paro e introducir las nuevas tecnologías en Europa surgidas de la cumbre de jefes de Gobierno de la UE celebrada la semana pasada en Lisboa, pero pidió que se apliquen rápidamente para que no sean «letra muerta», y señaló que el «mayor desafío» de Europa en estos momentos de crecimiento económico es ejecutar las reformas pendientes en los mercados de trabajo y de bienes y servicios y lograr «cuanto antes» los objetivos propuestos en Lisboa, entre los que se encontraba alcanzar el pleno empleo en el año 2010.

El presidente del BCE cifró el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) real de la zona euro «ligeramente superior al 3 por ciento» para este y el próximo año y avanzó que Estados Unidos podría crecer por encima de esta tasa.

Duisenberg indicó que las perspectivas de alcanzar este crecimiento «son muy favorables», que se logrará con la ayuda de la política monetaria y al sector exterior y al dinamismo de la demanda interna», por lo que señaló que «se espera que prosiga el crecimiento del empleo y el descenso de las cifras de paro».

Por este motivo, añadió que esperaba que el crecimiento económico y las perspectivas de mejora en el mercado laboral no fueran amenazadas por «acuerdos salariales inapropiados».