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El general Enrique Rodríguez Galindo, el ex secretario de Estado para la Seguridad Rafael Vera y otros acusados en el «caso Lasa-Zabala» proclamaron ayer de nuevo su inocencia antes de que el juicio quedara visto para sentencia después de tres meses y medio de sesiones.

«¿Quién nos ha visto formar una banda armada?, ¿quién nos ha visto torturar?, ¿quién nos ha visto matar?, se preguntó el general Galindo, mientras que su ex superior Rafael Vera afirmó que «la página de los trece años de la guerra sucia la pasó el Gobierno socialista en 1986», cuando los GAL dejaron de atentar.

El ex secretario de Estado para la Seguridad Rafael Vera, quien se enfrenta a cuatro años de prisión, criticó a su sucesora Margarita Robles al afirmar que no investigó el caso hasta la náusea, como dijo en el juicio, sino «buscando la náusea en la opinión pública, que es distinto», para lo que creó una «comisión política» en lugar de policial.

«Hay que pasar página de la guerra sucia» que han vivido los acusados en la instrucción del caso, en la que los «medios de comunicación marcaron la pauta», dijo Vera, quien, en réplica a sus palabras, preguntó al abogado de la acusación particular Iñigo Iruín: «¿Cuántas generaciones de terroristas de ETA vamos a tener que soportar todavía?». Vera también subrayó su impresión de que durante el juicio vio en los ojos de un importante testigo, el ex gobernador civil socialista de Guipúzcoa (1994-1996) Juan María Jáuregui Apalategui, la «venganza cumplida» contra Galindo.

Previamente, y durante casi media hora, el ex cabo Felipe Bayo dio una perorata al tribunal que despertó la hilaridad de público, periodistas y hasta acusados, ya que hizo una divagación sobre el caso, con reflexiones filosóficas y «silogismos aristotélicos», salpicada de citas de Leibniz y Dante, de Unamuno y Buda, entre otros. Bayo, que llegó a sollozar al referirse a Galindo, reiteró que cuando en 1997 reconoció los hechos y acusó a los otros acusados, «que son inocentes», fue por su hijo y su familia, para recobrar la libertad ya que por entonces se encontraba en prisión.

Como su intervención se prolongaba de forma inusual, el presidente del tribunal tuvo que exigirle que acabara «en un minuto», lo que el ex cabo cumplió hablando y controlando el tiempo en su reloj de pulsera, al que miraba de hito en hito de forma histriónica. El fiscal, Jesús Santos, elevó a 110 años de prisión su petición de pena para Galindo y Elgorriaga y a 108 para Vaquero, Dorado y Bayo, a los que acusa de un delito de pertenencia a banda armada, dos de detención ilegal, dos de lesiones y dos de asesinato. También aumentó de dos a cuatro la pena para vera y Argote, como autores de dos delitos de encubrimiento.