En su primera intervención como presidenta de la Cámara Baja, Luisa
Fernanda Rudi se comprometió a ejercer su labor con criterios de
«independencia y responsabilidad», ya que tiene claro, dijo, que ha
sido elegida como presidenta de los 350 diputados, y que «a todos
ellos les debe la misma atención y respeto».
Asimismo, expresó su deseo de que el diálogo alcanzado en la
composición de la Mesa del Congreso sea un «exacto precedente» del
funcionamiento diario de la Cámara. Tras asegurar que el
Parlamento, es y debe ser el «centro de la vida política», pidió a
todos los diputados el esfuerzo necesario para conseguir este
propósito.
Para ello les pidió que sean capaces de «conectar con la
sociedad en estos años de tránsito del siglo XX al siglo XXI, una
sociedad plural y moderna, avanzada e integrada cada vez más en su
entorno europeo, que mira con esperanza e ilusión su futuro».
Después de halagar «el camino de apertura y acercamiento» a la
sociedad iniciado por Trillo, se comprometió a «seguir trabajando
en la misma dirección», para transmitir una imagen de la actividad
parlamentaria más ajustada a la realidad que aquella que a veces se
pueda transmitir mediante las imágenes de éste hemiciclo.
La presidenta del Senado, Esperanza Aguirre, se comprometió por
su parte, durante su discurso a «culminar y concluir el debate en
torno al papel del Senado contemplando las reformas que de este
debate se deriven». Aguirre, quien leyó su discurso en euskera,
catalán, gallego y castellano, como ya hizo en su anterior toma de
posesión, comenzó la intervención con la que se abrió la VII
Legislatura insistiendo en su compromiso de imparcialidad sin
distinguir adscripción política.
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