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La elección de Josep Piqué como ministro de Asuntos Exteriores, uno de los departamentos más importantes, no es gratuita. Para Aznar, uno de los ejes principales de la próxima legislatura es la proyección de España en el exterior, su mayor capacidad de influencia. Piqué, empresario, de perfil moderado, dialogante, es la persona perfecta para escenificar la imagen de la nueva, próspera y pujante España, según las fuentes consultadas.

Éstas no ocultan, sin embargo, su preocupación por la repercusión internacional que pueda tener, en el supuesto de que se produjera, la imputación del jefe de la Diplomacia española, si al final se encuentran indicios contra él en alguno de los asuntos que tiene pendientes. Sin embargo, Piqué ha demostrado ser uno de los hombres fuertes de su Gabinete, ya no sólo por su nombramiento en uno de los Ministerios que se considerán más agradecidos.

Piqué confirma con este cargo la confianza de José María Aznar en uno de los miembros de su primer Gabinete más acosado por las críticas y al que animó a saltar a la política tras una dilatada trayectoria de gestor empresarial, en el ámbito público y privado.