La expectación y la emoción no podían faltar en el día de apertura
de la VII legislatura. Mucho color por los trajes que exhibían sus
señorías las parlamentarias y disciplina monárquica a raudales
protagonizada por el escuadrón de lanceros de la Guardia Real y las
tropas del Ejército de tierra, aire y mar. Un desfile militar un
tanto polémico para unos, como los socialistas, y muy tradicional
para los populares, entre quienes se encontraba la parlamentaria
Rosa Estarás que se deshacía en elogios hacia la presidenta del
Congreso, Luisa Fernanda Rudí, la Corona y las Cortes Generales.
Junto a ella se encontraban Mª Luisa Cava de Llano, Antonia Febrer
a su lado, Miguel Angel Martín y Juan Salord.
Los socialistas, como Ramón Socias se inclinaban más por la
improvisación. «Todo está muy encorsetado, esto no es típico de una
monarquía mediterránea como es la nuestra», decía este
diputado.
La parlamentaria balear por el PSOE, Teresa Riera, que optó para
la ocasión por colores oscuros, decía por lo bajini: «habrá que
irse olvidando de estas tradiciones» porque como manifestaba el
consejero de la Presidencia balear, Antonio Garcías Coll, «son
reminiscencias franquistas que ya no casan con la mentalidad
actual». Opiniones aparte, la monarquía, como dice Estarás «debe
vivirse con total solemnidad y como tal, han de vivirse estos
momentos históricos». El presidente del Govern, Francesc Antich
eligió para tan solemne momento los tonos grises para su corbata y
camisa, y para sus declaraciones, palabras dotadas de una gran
sensibilidad patriótica, monárquica... y si no juzguen ustedes
mismos. «Mi impresión sobre este acto es muy positiva. Se inicia
así una nueva legislatura en la que ha quedado constatado que los
instrumentos democráticos han funcionado. El pueblo ha hablado»,
sentenció. El president tuvo la ocasión para criticar al mismísimo
ministro de Medio Ambiente pero no lo hizo. Reveló que la relación
que le une con Jaume Matas no es de amor pero tampoco de odio.
«Cada uno a cumplir con su trabajo», dice Antich quien sólo espera
que «teniendo en cuenta las necesidades de Baleares, ahora funcione
mejor». El nombre de Matas, nuestro recién estrenado ministro de
Medio Ambiente para disgusto de unos y alegrías de otros, sonaba
entre los corrillos. «Está encantado -murmuraban los populares- ya
nos ha citado a las cinco de la tarde para intercambiar impresiones
y empezar a trabajar». Todo en pro de la ciudadanía balear y sobre
todo, nacional. Entre los senadores, no podía faltar la presencia
de Manolo Cámara, representante del Grupo Mixto, quien se mostró
ávido y deseoso de plantear interpelaciones a Matas en materia de
medio ambiente. Cámara se sentía como un bicho raro ante tanto
protocolo. No tuvo reparo en reconocerlo y además no tuvo
precisamente palabras de elogio para el ministro Matas.
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