Jóvenes de la Coordinadora Antimilitarista de Lleida parodiaron ayer un reclutamiento.

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El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, llamó ayer a la «reflexión colectiva» con motivo del «recelo» que en extensos sectores sociales ha provocado el desfile del día de las Fuerzas Armadas que se celebra mañana en Barcelona. Aunque consideró «legítimas» todas las críticas al acto, siempre que sean pacíficas, pidió que el desfile se desarrolle en un clima de respeto y convivencia democrática.

El presidente catalán quiso dejar «bien definida», a través de una declaración institucional, la postura de su Gobierno ante la polémica suscitada por el desfile que acogerán las calles de Barcelona mañana. Aunque aseguró que esta festividad tendría «la adecuada actitud institucional», Pujol recordó que las «responsabilidades» de la Generalitat quedaron «menguadas» desde el momento en que no fue tenida en cuenta a la hora de plantear este acto, pese a ser la «máxima institución política en Catalunya» y tener «una relevancia política e institucional de primer orden». Según Pujol, la «posición» del Gobierno catalán viene «marcada» por esta situación y por el hecho de que «hay competencias que no son nuestras», pues los tanques «son del Gobierno» y las calles «son del Ayuntamiento».

No obstante, llamó al respeto para que los actos de mañana se desarrollen en el clima de convivencia social y humana, y de respeto democrático que «suele impregnar a la sociedad catalana». En cualquier caso, el líder catalán consideró «legítimas» las «expresiones críticas hacia esta iniciativa del Gobierno Central siempre que se produzcan legítimamente y que no atenten contra la convivencia».

Según el mandatario catalán, ante las sensaciones de «recelo» que se han creado en la sociedad, desde la «catalanista» hasta la «pacifista», pasando por «la más propiamente de signo solidario», es necesario llevar a cabo una «reflexión colectiva». En este sentido, abogó por una «reflexión serena, de signo positivo y al margen del inmediatismo político», y que «sería necesario que todos supiéramos hacer», empezando por la propia Generalitat, que «piensa hacer en su momento su aportación». Para Pujol, «el problema no es el de la relación que pueda haber entre CiU y PP, ni tampoco de cómo pueda salir el desfile, que muy probablemente será brillante y festivo», sino en analizar «por qué se ha producido la reacción que se ha producido» en contra de este acto en Barcelona entre muchos sectores sociales, y de la cual «participan poco o mucho todos los partidos menos el PP».