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La economía española aumentará su ritmo de crecimiento al 4'3 por ciento este año, que se ralentizará en el 2001 para situarse en el 3'9 por ciento, según las Perspectivas Económicas de la OCDE. El informe semestral de previsiones señala en su apartado sobre España que «en este contexto de crecimiento vigoroso y para reducir los riesgos de recalentamiento» hay que aplicar una política presupuestaria restrictiva.

También aconseja «nuevas reformas en los mercados de productos para reforzar la competencia y reducir la inflación subyacente», así como «flexibilizar la legislación sobre la protección del empleo y reformar el proceso de negociaciones salariales», para vincularlas menos a la inflación y más a la evolución de la productividad.

La OCDE destaca que a la progresión prevista del PIB español contribuirán en particular las exportaciones, que crecerán un 14'5 por ciento en el 2000 y un 12'1 por ciento el año próximo. Sin embargo, el avance de las importaciones «debería más que compensar la progresión de las exportaciones netas e inflar el déficit de la balanza por cuenta corriente», que superará el tres por ciento del PIB. La demanda interna se situará en torno al cuatro por ciento, según la OCDE.

La inflación en España, que fue un punto porcentual superior a la media de la zona euro en 1999, «dependerá en parte de la reciente evolución de los precios del petróleo en el 2000», agrega. «El índice implícito de los precios al consumo podría aumentar un tres por ciento como media (en el 2000) antes de volver a bajar al 2'75 por ciento en el 2001», indica el informe.