La etarra Conchita Iglesias Alvarez fue condenada ayer a cuatro
años de prisión por el Tribunal Correccional de París en relación
con el sumario instruido en Francia sobre el intento de atentado
contra el Rey. El Tribunal redujo en dos años la pena que le había
impuesto en rebeldía en 1997 por haber servido de enlace entre el
comando que intentó asesinar al Rey, en agosto de 1995, en Palma y
el «cerebro» de la operación, su compañero sentimental y dirigente
etarra José Arizcuren, «Kantauri».
También impuso a Iglesias la prohibición de residencia en varios
departamentos de Francia, incluidos los del suroeste, durante cinco
años. El Tribunal desestimó la recomendación de la fiscal, quien
había solicitado que ratificara la pena de seis años de cárcel
dictada en rebeldía contra Iglesias. En este recorte de la pena ha
podido influir el testimonio de «Kantauri», quién durante la vista
admitió su papel en la organización del atentado frustrado contra
el Rey y negó que su compañera actuara de enlace con el comando que
debía ejecutar el regicidio. «Cometí un grave error al pedirle» (a
Iglesias) «que entregara el dinero al comando sin explicarle nada.
Ella en ningún momento supo de qué se trataba», subrayó «Kantauri»,
al declarar como testigo en el juicio.
Iglesias había sido condenada en 1997 en rebeldía por haber
entregado en Mallorca al comando dos millones de pesetas, para
pagar los gastos de reparación de una avería en el velero en el que
los tres etarras se trasladaron a Mallorca. Conchita Iglesias dijo
ante el tribunal que no era ni es miembro de ETA y que la relación
con Arizcuren Ruiz era meramente personal, y que en calidad de tal
le acompañó a las citas de París y Antibes con «sus amigos».
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