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España ha realizado en los últimos años importantes progresos en la liberalización que han dado «un gran impulso al funcionamiento de los mercados», pero queda tarea pendiente y las autoridades españolas deben «continuar siendo firmes en su enfoque sobre las reformas estructurales» para ampliar la competencia.

Esta es la opinión manifestada por la OCDE en su informe 'Las reformas reguladoras en España', presentado ayer en Madrid por su vicesecretario general Seiichi Kondo, quien advirtió también que las nuevas reformas tendrán costes de transición, especialmente pérdidas de puestos de trabajo.

«España ha logrado dar un gran impulso al funcionamiento de los mercados, pero, sin embargo, persisten serios problemas económicos que requieren reformas adicionales de la regulación. Reformas que son necesarias para mantener la convergencia con Europa», afirma el informe sobre reformas estructurales en nuestro país, uno de los primeros que pidió voluntariamente a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ser objeto de este estudio. El informe se realizó antes de las medidas liberalizadoras aprobadas la semana pasada, pero el vicesecretario de la organización afirmó que son medidas que van en la dirección adecuada y que «reducirán los precios para los consumidores e impulsarán el crecimiento», pues son «acordes con algunas de las recomendaciones hechas por la OCDE», en particular las que se refieren a los sectores eléctrico, del petróleo y el gas y los horarios comerciales.