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Los presuntos etarras fallecidos en la noche del lunes fueron cuatro, y no tres como se supuso en un primer momento. Todos ellos eran hombres, a pesar de que los primeros indicios hicieron pensar que había una mujer entre los presuntos terroristas. Dos de ellos han podido ser identificados: Patxi Rementería y Antxon Sasiaín, mientras que para averiguar la identidad de los otros dos ocupantes del vehículo habrá que recurrir a las huellas dactilares y las piezas dentales. La explosión de un Renault Clio robado, con matrículas de Bilbao duplicadas, se produjo en torno a las 22.50 horas del lunes, en la avenida de Miraflores del barrio bilbaino de Bolueta.

Aunque las primeras informaciones apuntaron que las víctimas mortales de la explosión fueron tres, tras el análisis de los restos humanos localizados en el lugar de la misma, la investigación ha determinado que se trata de cuatro presuntos etarras, todos ellos hombres. Patxi Rementería (Markina, Vizcaya, 1961), es un histórico y veterano miembro de ETA con un largo historial delictivo, acusado de intervenir en 19 atentados con un saldo de cuatro personas asesinadas y otras siete heridas. Ex miembro del «comando Donosti» y supuestamente responsable de la reconstrucción en 1999 del «comando Vizcaya», fue uno de los integrantes de este comando que consiguió huir de la operación policial que, en enero de 2000, detuvo a cinco presuntos miembros de este comando, tras frustrarse el atentando que supuestamente intentaban cometer el día 3 contra una patrulla de la Guardia Civil en Bilbao.

Por otra parte agentes de la Ertzaintza inspeccionan un piso en Bilbao en el que reside un presunto miembro o colaborador del comando de ETA al que presuntamente pertenecían los cuatro fallecidos en la explosión del lunes y en el que no se encontraba la persona buscada. Según confirmaron fuentes de la investigación, la inspección del piso comenzó a las 14'30 horas y los agentes han sacado del interior del inmueble una caja con documentación ocupada. El mencionado piso está en el número 8 de la calle Circunvalación, en el barrio bilbaíno de Rekalde, donde permanecieron agentes policiales durante varias horas.