La viuda y los padres de Francisco Casanova encabezaron la manifestación.

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El PSOE recibió ayer el apoyo de los grupos parlamentarios, salvo el PP, a su propuesta de que el Gobierno convoque una reunión con los portavoces en el Congreso, y reclamó al Ejecutivo que reconsidere su «falta de disposición inicial» a celebrar este encuentro por entender que no es «prioritario». El Gobierno explicó que «lo prioritario es poner el acento en la respuesta que el Estado de Derecho pueda dar» ante el problema del terrorismo y agregó que «seguirá estudiando con el PSOE en función de las circunstancias» esta posibilidad.

Fuentes de Interior negaron que los interlocutores socialistas fijaran «emplazamiento alguno al Gobierno, ni de horas, ni de días», y subrayaron que «la conclusión más importante» en la reunión de ayer fue «la reafirmación de la necesidad de cohesión entre los dos grandes partidos nacionales para afrontar la ofensiva terrorista». El ministro de Exteriores, Josep Piqué, afirmó que sería «deseable» un foro común de diálogo entre todas los partidos, aunque reconoció que éste es «muy difícil», al tiempo que se mostró crítico con el PNV y EA, a los que acusó de «romper» los «mecanismos unitarios» al pactar en Lizarra con «fuerzas cómplices de ETA».

En consonancia con el Gobierno, el portavoz del PP, Rafael Hernando, juzgó «positivo» el intento del PSOE de «buscar puntos de encuentro a través del diálogo», pero declaró que «no tiene ningún sentido» volver a reunir «a la fenecida Mesa de Madrid» mientras el PNV y EA no rompan su «pacto de hierro» con EH. El PSOE, inspirador de esta propuesta, pidió al Gobierno, de mano de su secretario de Política Autonómica, Juan Fernando López Aguilar, que «puede y debe reconsiderar» su «falta de disposición inicial» y «dar pasos para simbolizar que, ante la ofensiva terrorista, las fuerzas democráticas están unidas como siempre». El PNV, en voz de Iñaki Anasagasti, expresó su conformismo con el planteamiento del PSOE de reunir en el Parlamento a todos los grupos para abordar el final del terrorismo. Anasagasti apostó por «hablar mucho y descalificar poco» y dijo que el que «no quiere» dialogar es el PP. EA aceptó la idea de reunir a todos los grupos, según lo manifestado por su secretario general, Gorka Knorr, quien apuntó que el objetivo debe ser «sentar a todos los representantes políticos alrededor de una mesa en la que quede claro la utilización de las vías exclusivamente políticas y que se respetará la voluntad de la mayoría». CiU secundó también la iniciativa socialista de convocar una reunión «preparada» de antemano para extraer «conclusiones claras», y apeló a la necesidad de «no marginar» al PNV, a pesar de que su apuesta por Lizarra «salió mal». Desde IU, Julio Anguita se mostró receptivo a una «reunión multilateral sin condiciones», aunque posterior a otras de carácter bilateral entre el Gobierno y aquellos partidos que condenen la actitud de ETA.