TW
0
EFE - BILBAO El propio alcalde de Markina, Angel Kareaga, justificó en las presiones recibidas la decisión de ceder el salón de plenos para la capilla ardiente y afirmó que, a pesar de que la dirección del PNV «nos exigía que no les dejásemos el salón», se accedió porque «no somos unos héroes» y «por presiones que hemos tenido de amenazarnos en manifestaciones e insultos». Kareaga confesó tener miedo de la «situación dura» que se vive desde hace algo más de una semana y añadió que, si pudiera, dejaría su cargo porque «esto ya es el no va más». El presidente del PNV, Xabier Arzalluz afirmó que no hay ningún motivo para que la capilla de Rementeria se instale en el Ayuntamiento de Markina, pero señaló que el alcalde ha conseguido su objetivo de tener paz en el municipio.

El presidente del PNV subrayó que el objetivo del alcalde era «tener un mínimo de paz en Markina en ese momento y yo creo que lo consiguió. Ya me gustaría que los comentaristas estuvieran en Markina y vieran el clima que se crea» en estos casos, añadió. El presidente del PP en el País Vasco, Carlos Iturgaiz, aseguró que la utilización del Ayuntamiento de Markina para «instalar la capilla ardiente de un asesino es una afrenta a los demócratas». El dirigente popular exigió a la consejería de Interior del Gobierno vasco que «ponga todos los medios a su alcance para evitar la celebración de este acto, que va a ser un nuevo ejemplo de apología del terrorismo por parte de HB».

El portavoz parlamentario del PSE-EE, Rodolfo Ares, aseguró que los concejales del PNV y EA en el ayuntamiento de Markina deberían haber seguido el comportamiento de los cargos de otros partidos en el País Vasco, que «siguen plantando cara a los asesinos y a quienes les apoyan». Ares destacó que la autorización para instalar la capilla ardiente «es un tremendo error que el PNV debería buscar la fórmula para corregir» y reiteró que el departamento de Interior «debería utilizar todos los medios que le da el estado de derecho para evitar que este homenaje se hiciera».