José Ramón Rekalde, entrando en el hospital, tras haber sido víctima del atentado.

TW
0
AGENCIAS - SAN SEBASTIÀN Tal y como había pronosticado el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, «lo normal» era que ETA tratase de vengarse después de que la policía asestase el miércoles un duro golpe contra el entramado político de la banda. En esta ocasión, la organización terrorista eligió al socialista José Ramón Rekalde, de 70 años, quien, tras recibir un disparo en la mandíbula, fue a su casa por su propio pie y le pidió a la mujer que llamase a una ambulancia.

Así, fue trasladado al hospital de Nuestra Señora de Aranzazu, con las constantes vitales y consciente. Una vez en el centro, los servicios médicos le practicaron diversas pruebas y un escáner. A la hora del cierre de esta crónica se encontraba fuera de peligro. Según el parte médico «presenta orificio de entrada de bala en la mejilla izquierda sin orificio de salida con trayecto descendente que diseca la musculatura lingual y el suelo de la boca» y su pronóstico es grave.

Según varios testigos, el atentado habría sido cometido por una única persona, previsiblemente una mujer joven, que se acercó al dirigente socialista y le asestó un tiro dirigido a la cabeza.

Rekalde, ex consejero de Justicia y de Educación del Gobierno vasco está retirado de la política y ocupa una cátedra en la Universidad del País Vasco, labor que compagina como patrono de la Fundación Gregorio Ordóñez. Nacido en San Sebatián, y con cuatro hijos, su esposa, María Teresa Castells Arteche, es propietaria de la librería donostiarra Lagun, atacada en múltiples ocasiones por grupos violentos. En la década de los sesenta fundó un pequeño partido vasco llamado ESBA, unido al Frente de Liberación Popular, a causa de lo cual, fue detenido y torturado por la policía franquista y juzgado por un Consejo de Guerra, por lo que estuvo un año en prisión. Investigador de los Derechos Humanos, la paz y la construcción del Pais Vasco, como intelectual influyó en las corrientes políticas de izquierda vascas.

Las reacciones ante este nuevo acto de barbarie no se hicieron esperar. Juan José Ibarretxe, que se encontraba en Vitoria en la entrega de unos premios, aseguró que ETA «mancha» con sus actuaciones lo que los «vascos universales» transmiten al mundo.