El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, aseguró ayer que la
detención el jueves en Francia del número uno del «aparato militar»
de ETA Francisco Javier García Gaztelu «Txapote» tendrá «una
marcada influencia en el futuro» e instó a no dejarse llevar por el
«optimismo y la euforia».
Mayor Oreja recordó la detención en 1999 del anterior jefe de
los comandos de ETA, José Javier Arizcuren Ruiz «Kantauri» y dos
años más tarde la de «Txapote», lo que confirma una tendencia de
acortamiento de los ciclos en la banda, a la vez que un
«fortalecimiento» del Estado de Derecho y de su capacidad de
respuesta. «El día de ayer tendrá una marcada influencia en el
futuro», dijo el ministro, quien insistió en que el atentado de San
Sebastián marca asimismo una tendencia en el modo de actuar de ETA,
basado en la «precipitación y brutalidad», un método que practica
la banda tras el fin de la tregua.
El jueves, continuó el ministro, ETA asesinó «a quien no quería
asesinar», lo que demuestra su «descontrol», como «descontroló»
también cuando este verano asesinó a cuatro de sus miembros en
Bilbao y «ayer también el descontrol de la organización vuelve a
aparecer como una característica esencial».
Esta tendencia es «irreversible» y «cada día irá a más.
Significará más brutalidad y precipitación», según el ministro.
Recordó que en 1992 cayó la cúpula de ETA en Bidart, en marzo de
1999 el entonces máximo responsable del aparato militar de ETA,
Arizcuren Ruiz, y el jueves su sustituto, «Txapote», lo que unido a
la detención del número uno de toda la organización, Iñaki de
Rentería, «viene a significar que los ciclos se acortan y se
abrevian».
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