ETA, en una nueva remesa de cartas dirigidas a empresarios del País
Vasco pidiendo el denominado 'impuesto revolucionario', envía
misivas de extorsión supuestamente remitidas por un familiar del
empresario como procedimiento para amedrentar a sus destinatarios.
La banda terrorista da a entender así que conoce perfectamente las
circunstancias privadas de la familia a la que se quiere
extorsionar.
En algunos casos, la organización terrorista no se limita a
enviar misivas al domicilio familiar, sino que envía otra copia a
la dirección social del negocio del empresario, según fuentes de la
lucha antiterrorista.
La banda terrorista no ha dejado de chantajear al empresariado
vasco, bajo la amenaza de tomar represalias contra sus bienes y su
familia, ni durante la tregua que duró 15 meses y además ha ido
extendiendo el radio de sus chantajes a otras provincias y
colectivos. El acoso a los empresarios vascos por parte de ETA ha
llegado hasta el asesinato, el 8 de agosto pasado, del empresario
guipuzcoano José María Korta, mediante la colocación de un
coche-bomba a la puerta de su empresa que hizo explosión cuando la
víctima salía de la misma.
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