El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, reconoce que su partido no
mantiene con ETA «ni línea caliente ni nada» y se mostró preocupado
por esa «desconexión», porque, en su opinión, «hasta en la guerra
hay que tener contactos». «Parece que es pecado hablar con ETA y no
con Arafat o Peres, pero hasta en guerra debe uno tener contactos
para saber por dónde se va y no es una buena situación esta
incomunicación», afirmó.
En una entrevista al diario «Deia» también aseguró no haber
hablado con el portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, desde la tregua
de ETA. Arzalluz indicó que Batasuna «debe estar muy mal porque ha
recibido dos severos palos en poco tiempo». Por un lado, explicó,
«el electoral porque el que una fuerza política deje la mitad de
sus votos en el camino es un golpe demasiado fuerte como para
digerirlo con tranquilidad». El segundo palo, indicó, «ha sido
Aralar» que, a su entender, «es la confirmación de un proceso, de
la gente que dijo: hasta aquí hemos llegado».
Se mostró seguro de que Batasuna «tiene un gran problema y éste
tiene fecha fija: las elecciones municipales y forales fijadas para
2003». «Si ETA sigue actuando y no hay variación en Batasuna se
puede consumar ese declive y las consecuencias serían que se quedan
sin pueblo y sin nada», agregó. «Si la gente abandona Batasuna, ETA
quedará algo más que coja», aseguró, para advertir que, aunque se
queden con una reserva de votos, «no bastan unos cuantos iluminados
para sostener un discurso político que dé cobertura a la acción
armada».
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