Unas 25.000 personas, según la Policía de Gibraltar, se
manifestaron ayer en el Peñón en un acto de protesta encabezado por
el ministro principal, Peter Caruana, para rechazar la posibilidad
de que los gobiernos español y británico suscriban un acuerdo
conjunto de soberanía sobre la colonia. La marcha, convocada el
pasado febrero por el Consejo de Cuerpos Representativos de
Gibraltar, integrado por el Gobierno del Peñón y colectivos
sociales y empresariales de la zona, transcurrió sin incidentes
durante la hora aproximada que los manifestantes emplearon en hacer
el recorrido.
Los participantes, que portaban banderas inglesas y
gibraltareñas, profirieron consignas contra un posible acuerdo de
soberanía compartida sobre Gibraltar en el transcurso de la marcha,
que estuvo encabezada por una pancarta con el lema: «No in
principle concessions against our wishes. Yes to reasonable
dialogue -No a concesiones principales contra nuestros deseos. Sí a
un diálogo razonable-». Desde la una de la tarde, los comercios,
colegios y organismos públicos paralizaron su actividad con un paro
que concluyó tras la manifestación -sobre las 16.30 horas- y que
fue secundada en apoyo al acto de protesta.
En la explanada de la terminal de autobuses donde concluyó el
acto, que fue apoyado por los principales partidos políticos de
Gibraltar, Caruana se dirigió al público en inglés. El ministro
principal señaló con posterioridad a los periodistas que los
gibraltareños «han salido -a la calle- como deben hacerlo todos los
pueblos democráticos cuando se les amenaza con una falta de respeto
a sus derechos democráticos y políticos». Consideró que esta
protesta puede lograr el objetivo «político» de que Londres y
Madrid «se den cuenta para siempre de que el bilateralismo»
empleado, a su juicio, entre ellos como «mecanismo» para avanzar en
el proceso de diálogo sobre la soberanía es «un disparate
democrático sin la más mínima probabilidad de éxito».
Horas antes de la manifestación, Caruana compareció en rueda de
prensa en la que no descartó la posibilidad de convocar un
referéndum «propio» en el que los gibraltareños se manifiesten
sobre los acuerdos de «principio» que, según sostiene, España y el
Reino Unido suscribirán antes de llevar a cabo una consulta en el
Peñón. El ministro principal tachó la declaración de la Unión
Europea en apoyo de los avances entre España y el Reino Unido sobre
el Peñón de «poco acertada», al precisar que «falta cualquier
referencia a los deseos y voluntad del pueblo de Gibraltar», lo
que, a su juicio, es «incompatible» con lo que la UE «predica al
resto del mundo».
Por su parte, el ministro del Interior español, Mariano Rajoy,
instó ayer a los gibraltareños a que se den cuenta de que «hay
cosas que tienen muy poco sentido, cuando ya estamos en el siglo
XXI». Rajoy, quien declaró que «el sino de los tiempos va por ahí»,
reiteró que España y el Reino Unido «han hecho avances muy
importantes en los últimos tiempos», en este sentido. Mientras, el
Ministerio británico de Asuntos Exteriores reconoció ayer la
oposición que existe en sectores de la opinión pública del Peñón a
una futura soberanía compartida entre Londres y Madrid, pero estimó
que el avance en las negociaciones entre España y Reino Unido
suponen un mejora para el futuro de la colonia.
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