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OTR/PRESS-WASHINGTON El presidente del Gobierno, José María Aznar, hizo un hueco en su apretada agenda en Washington para mantener un encuentro con los periodistas españoles. Allí hizo balance de algunas cuestiones de la actualidad, como la ley de partidos. Así, afirmó que las pegas de algunos se deben a que no desean que ETA o Batasuna desaparezcan.

Aznar se preguntó si el rechazo a la ilegalización de Batasuna se debe a que se busca que no se persigan delitos, y recordó que la formación abertzale forma parte del entramado de ETA. De nada vale perseguir a los comandos que cometen atentados, dijo, si no se persigue a los que los financian.

Pese al rechazo, sobre todo del mundo nacionalista vasco, a la ley de partidos, Aznar confió en que finalmente tenga un amplio consenso. Afirmó que la ilegalización de Batasuna es una iniciativa que se suma a los esfuerzos que está realizando su Ejecutivo para «mover el nido de la serpiente hasta acabar con la serpiente», y advirtió que ni la sociedad vasca ni la española tienen que pagar por la actitud de algunos partidos, en clara referencia al PNV.

Según explicó, el Gobierno ha evaluado todas las consecuencias que tendría la ilegalización de Batasuna y precisó que en este asunto caben pocas dudas. Aseguró que ahora mismo no se puede hablar con ETA, y recordó que el diálogo que mantuvo el Ejecutivo con la banda terrorista en 1999 se produjo en circunstancias diferentes, porque ETA entonces tenía la aparente intención de abandonar las armas, aunque luego resultó no ser cierto.

El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, volvió a arremeter contra la pretensión del Gobierno de ilegalizar Batasuna. «A nosotros nos hace polvo», dijo, porque llega en un momento en que «estábamos descabezando a HB». El vicepresidente primero y ministro del Interior, Mariano Rajoy, devolvió los ataques a los nacionalistas y aseguró que podrían «haberse callado» en lugar de criticar la detención de once miembros de Batasuna.