El Gobierno ha desatado toda una ofensiva contra el presidente del
PNV, Xabier Arzalluz, por su pretensión de independencia y por su
presencia en la manifestación contra la ilegalización de Batasuna
en la que también estuvieron dirigentes abertzales.
El ministro de Justicia, Angel Acebes, llamó «verdugos» a
«muchos» de los manifestantes, mientras que el vicepresidente
primero, Mariano Rajoy, acusó al PNV de compartir fines con ETA y
Batasuna y tachó de «disparate» la pretensión soberanista de
Arzalluz. En esta ocasión, tanto PSOE como IU se han unido al
Gobierno en las críticas al presidente peneuvista.
«No tiene sentido la separación en un mundo en el que se va a
procesos de unión, es un disparate ir en la dirección contraria a
la que marcan los tiempos». Así de rotundo rechazó Rajoy la
pretensión independentista de Xabier Arzalluz. Aunque dijo no
sentirse sorprendido por el anuncio del presidente peneuvista
porque es la postura que mantiene «una parte importante del PNV»,
lamentó que esta coincidencia con ETA «dificulte la labor en la
lucha contra el terrorismo».
En referencia a la situación del País Vasco, Rajoy opinó que
«hay un modelo educativo letal en estos momentos».
Como Rajoy, Pío Cabanillas aseguró que no hubo sorpresa en las
palabras de Arzalluz, aunque dijo que es «verdaderamente triste y
lamentable verle de la mano de los terroristas».
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