Los soldados españoles izaron la bandera una vez ocuparon el islote.

TW
0

Los ministros de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, y de Exteriores, Federico Trillo, durante una comparecencia extraordinaria conjunta en el Congreso de los Diputados dieron detalles sobre la operación de desalojo de los militares marroquíes instalados en Perejil y exponer los pasos que va a seguir el Gobierno a partir de ahora en sus relaciones con Marruecos. Con el fin de restablecer en Perejil el «statu quo» anterior al pasado jueves, cuando un destacamento marroquí ocupó la isla, España ya está realizando «intensísimas gestiones» diplomáticas, según recalcó Trillo, que defendió la operación militar española de ayer como un acto de «legítima defensa y que había sido atacada», que cuenta con el «aval» de la comunidad internacional. Trillo reveló que 28 soldados del Grupo de Operaciones Especiales de Tierra de Rabassa (Alicante) que desalojaron «al alba» a los seis militares marroquíes establecidos en la isla.

La ejecución de esta operación, autorizada anteanoche por el presidente del Gobierno, José María Aznar, se decidió tras comprobarse la «inutilidad definitiva» de las gestiones diplomáticas, y se desarrolló como una «acción conjunta» de los tres Ejércitos, coordinada por la Jefatura del Estado Mayor de la Defensa y con información al Rey. Entre los factores que caracterizaron esta operación, Trillo mencionó la sorpresa, el éxito inmediato y una acción «limpia», diseñada para no causar bajas a ninguna de las partes, con órdenes de limitar el uso de las armas de fuego a los «estrictos supuestos de defensa propia», y ejecutada con «serenidad y calma». En opinión del ministro, ha quedado «claro» que la «agresión» marroquí «violaba» las normas del Derecho Internacional y las reglas de la buena convivencia con un país vecino y también que «España había sido atacada por la fuerza en un punto sensible de su geografía».

El Gobierno desea poner fin a la presencia militar en Perejil «lo antes posible», según indicó Palacio, pero para ello necesita tener garantizado el restablecimiento del «statu quo» anterior al pasado jueves, de modo que la Guardia Civil pueda seguir usando la isla, como «desde 1960», para labores de persecución del contrabando y tráfico de drogas y, en su caso, contra la inmigración ilegal. Palacio subrayó la disposición del Gobierno a hablar con Marruecos de todos los temas, pero no de Ceuta y Melilla ni de las islas y peñones españoles en el norte de Àfrica, y explicó que habló esta mañana, después del desalojo de Perejil, con su colega marroquí, Mohamed Benaissa, y expuso la intención de España de desalojar Perejil si Marruecos se compromete a no reocuparlo.

A juicio del Ejecutivo, el artículo 2 de la Carta de la ONU obliga a los Estados al arreglo pacífico de sus controversias, pero Marruecos no sólo no respondió de inmediato a las peticiones de aclaraciones de España, sino que, cuando lo hizo, contestó que no se retiraría de la isla. Además, se produjo «una escalada» en la presencia militar marroquí, con la sustitución ayer de gendarmes reales por infantes de Marina, que comenzaron a levantar una estructura permanente en lugar de las tiendas de campaña, acto que Palacio calificó de «provocación».

El Gobierno llamó entonces a consultas al embajador español en Rabat, Fernando Arias Salgado, y ayer por la mañana el Ejecutivo «se vio obligado» a ordenar el desalojo. El Gobierno, desde el primer momento, activó y reforzó «con la intensidad suficiente» todos los mecanismos para la defensa de Ceuta, Melilla, las islas y los peñones de soberanía española, así como de Canarias, según indicó ayer en el Congreso el ministro de Defensa, Federico Trillo.