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La jefa de la diplomacia española compareció ayer ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso para explicar el acuerdo que puso fin al conflicto de Perejil, y agradeció el apoyo de la mayor parte de los grupos parlamentarios a la acción del Gobierno. En su primera intervención, Palacio pidió a Rabat que desarrolle «una dirección política clara» en la relación bilateral, «sin instancias intermedias», para reforzar los vínculos entre los dos países y aseguró que en ningún momento habló con Marruecos del Sahara.

Los portavoces parlamentarios apostaron por normalizar las relaciones con Marruecos, pero lamentaron el papel jugado por Estados Unidos en la solución del mismo y la ausencia de una posición clara de la UE, especialmente debido a la postura francesa. PSOE, CiU e IU se ofrecieron para participar de forma consensuada con el Gobierno en la recomposición de las relaciones con Rabat.

Además, IU, PNV y BNG mostraron su preocupación por la posibilidad de que, tras este incidente, subyazca la pretensión marroquí de que España cambie su postura de apoyo a un referendum en el Sahara. Palacio aseguró que ella fue el único interlocutor con Marruecos en esta crisis y en ningún momento habló del Sahara. Al no hablar del Sáhara, España no ha cambiado su posición respecto a este asunto, según la ministra. La ministra no compartió las críticas de a la posición de Francia, que dijo se expresó tanto por la Presidencia como por el Consejo y «sin ambigüedades».

Tampoco vio contradicción en que el Gobierno rechazara ofertas de mediación y luego aceptara la presencia de EE UU porque fue Rabat quien pidió que actuara como «testigo privilegiado». Explicó también que el Gobierno sabía que corría el riesgo de que no hacer «un ejercicio ostensible de soberanía» sobre el islote podía ser interpretado como una cesión de la misma, cuando dijo «hay títulos suficientes de soberanía» sobre ese lugar.

Abogó por «reconstruir» unas relaciones con Marruecos «de igual a igual» aunque reconociendo las peculiaridades. En esa tarea, consideró preferible esperar a la llegada en septiembre Mohamed Benaissa, antes de realizar iniciativas más amplias. Dijo que formarán parte de una «agenda compartida» asuntos como el «regreso de los respectivos embajadores y el tratamiento de cuestiones como la emigración ilegal o la lucha contra el tráfico de drogas.

La labor del rey Juan Carlos en la crisis
El papel del Rey en la crisis con Marruecos con fue más activo del que se ha pensado hasta ahora. El monarca habló permanentemente con Aznar, y retrasó sus vacaciones. Ante la gravedad, Juan Carlos I utilizó sus buenas relaciones con el mundo árabe para explicar la posición española de manera oficiosa. Así, habló con el secretario general de la ONU, Koffi Annan; el presidente de Egipto, Hosni Mubarak; el presidente de Siria; Bachar Al Assad; el rey de Jordania, Abadalá II; el monarca de Arabia Saudí, el rey Fahd y su heredero, Abdulá Ben Abdelaziz.