ETA utilizó para este nuevo atentado tubos de PVC a modo de
lanzagranadas. El dispositivo desplegado por policía y Guardia
Civil permitió localizar dos tubos a unos 400 metros del
aeropuerto. Uno de ellos contenía todavía una granada en su
interior, que los TEDAX del Instituto Armado pudieron desactivar.
Al poco de este hallazgo, se permitió a los usuarios entrar en el
aeropuerto, aunque sólo a pie, puesto que el tráfico rodado
permaneció cortado más tiempo.
A las 11.00 horas, se recibieron sendas llamadas en el
mencionado diario y en la DYA en las que se advertía, en nombre de
ETA, que estallarían varias bombas en el aeropuerto de Zaragoza
entre las 12.00 y las 14.00 horas. Según Interior, en ese intervalo
de tiempo se produjo una explosión, aunque algunas fuentes hablaban
de dos. Ésta tuvo lugar minutos antes de las 12.30 horas, a unos
300 metros de las instalaciones.
En ese momento, la terminal del aeropuerto de Zaragoza ya había
sido evacuada. Allí se encontraba más de un centenar de personas
que tuvo que esperar mucho tiempo con su equipajes en el desvío de
la carretera a Garrapinillos, junto a una zona de viveros. El
primer vuelo del día debía partir una hora después de la explosión,
a las 13.30 horas. Quince minutos antes debía aterrizar un vuelo de
la compañía Ryan Air procedente de Londres, que fue desviado a la
pista de las instalaciones militares.
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