Pasqual Maragall participó en unas jornadas organizadas por los socialistas catalanes en Girona.

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La marejada política en torno a Catalunya empieza a convertirse en oleaje a medida que se acerca la fecha del voto en comisión del dictamen del Estatut, previsto para finales de julio. Ayer, el president de la Generalitat, Pasqual Maragall, aseguró que está dispuesto a «estropear» las vacaciones para continuar la negociación con PP y CiU, dos partidos que continúan expresando su rechazo a la propuesta estatutaria que está sobre la mesa. Mientras, el líder de los populares, Mariano Rajoy, advirtió ayer al presidente Zapatero y al Gobierno tripartito catalán que sólo tendrán el apoyo de su partido para aprobar el Estatut en el Congreso si se retira el actual texto.

El futuro Estatut catalán sigue encontrando opositores dentro y fuera de Catalunya. Incluso dentro del PSOE, siguen levantándose voces discordantes, como la del presidente andaluz, Manuel Chaves, que expresó su rechazo a la propuesta del tripartito. Según advirtió el barón socialista, la propuesta estatutaria catalana, en sus actuales términos, no puede ser aceptada, fundamentalmente por denominar a Catalunya como nación y por incluir un sistema propio de financiación bilateral con el Estado, modelo que dejó bien claro, nunca aceptará.

Chaves dijo preferir no imaginarse el escenario derivado de que el Estatut sea rechazado en el Congreso, por lo que pidió a todos los partidos catalanes que hagan un esfuerzo de negociación y diálogo y fijen el texto dentro del marco constitucional. Y precisamente poco después, Maragall se mostró dispuesto a «estropear» las vacaciones para seguir negociando el nuevo Estatut, aunque mostró sus dudas sobre si CiU «lo que quiere es que las cosas se hagan bien o dilatarlas tanto que al final no acaben siendo».

El president de la Generalitat defendió el proyecto del tripartito, alegando que la izquierda catalana ha esperado 25 años «educadamente» llegar al Gobierno para poner encima de la mesa su idea. En su opinión, sólo con un nuevo Estatut y una nueva financiación será posible sacar adelante las reformas sociales que prevé su Gobierno, reiterando que el nuevo texto es una herramienta del siglo XXI para modernizar y mejorar Catalunya.

Frente a las palabras de Maragall se colocó el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, que consideró muy difícil llegar a un acuerdo con el PSC en la reforma estatutaria antes del voto del dictamen del mismo en comisión parlamentaria los días 27, 28 y 29 de julio, dado que los socialistas catalanes caminan en la «dirección contraria» a las propuestas de la federación nacionalista. Así, Duran explicó que su partido se opone a que el texto estatutario fije un modelo educativo de izquierdas y condicionó su apoyo a que las competencias exclusivas de la Comunidad sean blindadas, para evitar injerencias estatales.