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Amnistía Internacional presentó ayer un informe sobre la actuación de España y Marruecos en el entorno del vallado de Ceuta y Melilla, donde, aseguró, se registran violaciones repetidas y graves de la integridad física de las personas, hay impunidad y se constata «una erosión seria» de las leyes.

Precisamente, ayer el ministro delegado de Exteriores de Marruecos, Tayeb Fassy Fihri, informó de que cuatro de los seis inmigrantes muertos mientras intentaban atravesar la frontera con Melilla el 6 de octubre fallecieron por disparos de fuerzas marroquíes y otros dos por «golpes propinados a su físico».

El jefe de la misión de investigación que AI envió a Ceuta, Melilla y el Norte de Marruecos, Javier Zúñiga, señaló que la organización tiene constancia oficial de once muertes y centenares de heridos y reclamó la constitución de una comisión independiente para investigar los hechos.

AI constató también «serias irregularidades» en el proceso de devolución a Marruecos de 73 subsaharianos, que «en ningún momento tuvieron constancia de que tenían un abogado» y no conocían sus derechos, porque «se les dijo que se les enviaba a la Península».

La Guardia Civil insistió en que actuó «de manera proporcionada y en todo momento ajustada a la legalidad» para hacer frente a los intentos de entrada masiva de inmigrantes.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, destacó por su parte que Europa es una meta para cientos de miles de personas en todo el mundo y que los países que están «cerca de la puerta» de entrada no pueden ser los únicos que tengan que asumir la «responsabilidad de regular las condiciones de entrada».