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Comenzó el juicio contra Juan María Atutxa, Gorka Knörr y Kontxi Bilbao por no disolver el grupo heredero de Batasuna en el Parlamento vasco. Los tres declararon ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que no hubo voluntad de desobedecer la orden del Supremo y que incluso buscaron soluciones al problema a pesar de considerarlo «una invasión» de las competencias de la Cámara.

Ninguno de los tres acusados quiso responder a las preguntas de Manos Limpias, que ejerce la acusación particular, «por dignidad». Sí hablaron ante el fiscal y ante su defensa. Atutxa fue el primero en declarar y aseguró que «no tenía ninguna vía para dar cumplimiento» a la orden del Supremo de disolver Sozialista Abertzaleak. Según dijo, hicieron «todos los esfuerzos posibles» aunque consideraron que la orden judicial supone «una invasión de la soberanía del Parlamento» y que el Supremo «había ido demasiado lejos».

La base que utilizaron los tres para defenderse fue el informe que realizó en noviembre de 2002 Jesús Cardenal, cuando era Fiscal General del Estado, para justificar su postura, que fue la de impulsar el caso.

Miembros de PNV, EA y Ezker Batua, como ya sucedió cuando declararon por primera vez ante el juez, se congregaron a las puertas del Palacio de Justicia de Bilbao para aplaudir y arropar a los acusados, una escena que se repitió también a la salida.